miércoles, 8 de julio de 2009

El golpe preventivo.




Juan Diego García, especial para ARGENPRESS.info

El Golpe militar en Honduras contra el presidente Manuel Zelaya es un intento de romper la cadena de los movimientos populares y nacionalistas del continente “por su eslabón más débil”. Los agentes del golpe son los mismos de siempre: los empresarios, los políticos tradicionales, un poder judicial profundamente reaccionario, un tribunal electoral hecho a la medida de los intereses oligárquicos y que ya demoró tres meses en reconocer a duras penas el triunfo de Zelaya contra el candidato de la derecha más dura y la cúpula de las iglesias católica y evangélica. Y el instrumento que realiza el trabajo sucio ha sido igualmente el acostumbrado: las fuerzas armadas.

No se sabe a ciencia cierta cuál ha sido el papel del Pentágono y los “halcones” de Washington que como fieles agentes del poderoso complejo militar-industrial tienen siempre políticas que no necesariamente coinciden con las ideas del ocupante transitorio de la Casa Blanca. Eso al menos se puede colegir de la posición asumida por la prensa conservadora de los Estados Unidos, en particular The Wall Street Journal y The Washington Post que se niegan a calificar el suceso de golpe de estado, insinúan su necesidad y pretenden excusar a los golpistas. Lo mismo puede decirse de las declaraciones oficiales, con esa indefinición calculada de Obama que impresiona tanto pero no compromete a nada.

La derecha latinoamericana más primitiva celebra abiertamente el golpe (en Caracas); otros, más sutiles, hacen bueno el alegato de los golpistas “en defensa del principio de la no ingerencia” (Uribe Vélez, en Bogotá). Por su parte, la derecha más moderada del continente intentará propiciar diálogos que desemboquen en una solución aceptable, es decir, que congele el avance del proceso social que impulsa Zelaya y al mismo tiempo de una salida al gobierno de facto. Si los golpistas hubiesen cometido menos torpezas sacando “legalmente” al presidente, resulta dudoso que se hubiese producido una condena de características similares a la actual.

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