viernes, 24 de junio de 2011

EFEMÉRIDES. Ernesto Sábato habría cumplido hoy cien años

El monólogo

El monólogo
Luis Javier Garrido
Texto: La Jornada

El fracaso del movimiento de Javier Sicilia para hacer valer la exigencia nacional de poner fin a la guerra criminal que Felipe Calderón ha impuesto a los mexicanos no significa que la maquinaria criminal del régimen no se pueda detener a corto plazo.

1. La lógica de violencia militar contra el pueblo de México, que no es contra el crimen organizado, llamada mentirosamente “guerra contra el narco”, acordada en 2006 por el grupo de Felipe Calderón y el gobierno republicano de George W. Bush, entre otras cosas para tener en la silla presidencial de México a quien no había ganado las elecciones, tiene como objetivo someter a los mexicanos a fin de poder imponer a fondo el modelo neoliberal y los intereses de Washington y del capital trasnacional, y no combatir el narcotráfico, que es un negocio de Estado, de ahí que uno de sus objetivos colaterales sea precisamente la muerte de miles de inocentes, y esto al parecer no lo quisieron entender los integrantes del movimiento fundado por Sicilia.

2. El encuentro llevado a cabo ayer 23 de junio en el Castillo de Chapultepec entre el novelista y poeta Javier Sicilia e integrantes del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, por un lado, y Felipe Calderón y algunos de sus colaboradores en el gobierno ilegítimo, por el otro, podría ser visto por algunos dirigentes de dicho movimiento como un pírrico triunfo porque lograron que se pudiera escuchar a través de un canal de la televisión por cable, durante poco más de tres horas, la voz de la inconformidad social o porque exhibieron a Calderón repitiendo hasta la saciedad sus tonterías, pero en realidad constituyó en los hechos un rotundo fracaso para Sicilia y sus compañeros, que aparecieron al terminar el mismo como plenamente subordinados al gobierno criminal que pretendían impugnar, relegados al papel de colaboradores de éste en comisiones de seguimiento de sus demandas en el marco de la lógica militarista a la que decían oponerse, y sobre todo, como incapaces para hacer valer lo mínimo que se habían propuesto, que era exigir con fuerza y dignidad un alto a la guerra.

3. La incapacidad hasta ahora de quienes desde ese movimiento anunciaron que se proponían terminar con la guerra de Calderón, a la que ahí mismo en Chapultepec varios de ellos calificaron como atroz y sin sentido, irracional e injusta, está en la caracterización equivocada de lo que es el gobierno ultraderechista y entreguista de Calderón, pero también y sobre todo en la injerencia que han tenido al interior de dicho movimiento políticos de la derecha dirigentes de varias ONG católicas y vinculados al régimen panista.

4. El encuentro estaba destinado al fracaso de antemano, ya que la dirigencia del movimiento pretendía absurdamente, por la vía del diálogo, convencer al gobierno panista de facto de terminar con la guerra que lleva a cabo, cuando ésta responde a los intereses económicos y políticos del grupo en el poder, y la única posibilidad de supervivencia política de Calderón y de poder imponer a su sucesor en el 2012 es precisamente el extremar la violencia y el clima de terror en el país, como lo está haciendo en Michoacán con el sueño de imponer a su hermana en la gubernatura, olvidándose además los inconformes que esta guerra impuesta al gobierno panista desde el exterior, la dirigen ya las agencias de Washington, y que Calderón y su grupo no tienen capacidad de decisión sobre su futuro. No obstante lo cual, haciendo prevalecer un supuesto espíritu cristiano, persistieron en este escenario del diálogo que les resultó fatal.

5. La exigencia más fuerte de Javier Sicilia, que fue la de demandarle a Felipe Calderón le pidiera perdón a la nación por su guerra, fue así retomada por éste, que no dejó en ningún momento el tono de chacota que le caracteriza, ni ante el dolor expresado por varios integrantes del movimiento, señalando que en todo caso podría pedir perdón por no haber sido suficientemente eficaz en su guerra.

6. Calderón logró capotear a lo largo de esas más de tres horas a las voces del movimiento fundado por Sicilia y transformarlo al final en su discurso demagógico en un grupo que está de acuerdo con él en lo fundamental, sin que nadie le contradijera, y que en lo sucesivo va a trabajar con él; es decir, que los criminales son los otros, que los responsables de todo son los gobiernos del PRI en el pasado y los gobiernos locales y municipales, y desde luego los jueces, pero nunca su gobierno, por más que se haya hablado de las vinculaciones del régimen panista con el narco. Del diálogo se pasó al monólogo, no en balde Sicilia y sus amigos están apoyando la contrarreforma electoral calderonista, incluyendo la relección inmediata de diputados y senadores, que con el pretexto de crear instituciones democráticas lo que busca es hacerlas inexistentes, y en relación con la guerra le piden a Calderón que cree un organismo ciudadano para vigilarlo: una vez más, la confusión de lo público y lo privado.

7. De lo acontecido en Chapultepec, muchas cosas se recordarán: las voces dolientes de Araceli Rodríguez Nava, Norma Ledesma y María Elena Herrera hablando de la irresponsabilidad del gobierno y de su complicidad con la injusticia, o la del indígena Salvador reclamando el fin de la represión y el cumplimiento de los acuerdos de San Andrés. Pero sobre todo la de Julián LeBaron, de Chihuahua, reclamándole a Calderón sus mentiras en torno a la justicia que dice se ha hecho sobre los crímenes de sus familiares, pues ahí aparece un punto crucial de todo: buena parte de los crímenes contra el pueblo han sido cometidos por lo que Calderón llama bandas criminales, que no son otra cosa que los grupos paramilitares organizados por su gobierno: de ahí la impunidad.

8. Diversas plumas han sostenido que tras la caravana del consuelo de Cuernavaca a Ciudad Juárez (4-10 de junio) se escuchó la voz de los dolientes, pero lo cierto es que en los medios la única voz que se escucha sigue siendo la del poder, y tras lo acontecido en Chapultepec aparece la responsabilidad de Sicilia y de sus compañeros. ¿Cómo puede un movimiento que entre otras cosas pretende democratizar al país oponerse a la democracia al interior del mismo, como lo hicieron sus dirigentes, tras las mesas de Ciudad Juárez, que iban a servir para definir sus objetivos, y ellos se negaron a acatar los acuerdos que ahí democráticamente se tomaron para poner fin a la guerra?

9. Los acuerdos de exigir un juicio político a Calderón, de demandar el fin inmediato de la Iniciativa Mérida y de cancelar toda injerencia de las agencias de seguridad de Washington en los asuntos de México fueron suprimidos de un plumazo por la cúpula del movimiento, y uno de sus dirigentes, Emilio Álvarez Icaza, se dedicó en una campaña en los medios a descalificar a quienes los sostuvieron como extremistas y ultras.

Virgilio Caballero Medios de Comunicación y Democracia

Virgilio Caballero habla sobre los sicarios del régimen y explica porqué Televisa es la madrastra de la sociedad.

¿Qué pasó en el Alcázar?

¿Qué pasó en el Alcázar?

Epigmenio Ibarra

Cantan victoria Felipe Calderón y los suyos luego del encuentro con integrantes del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. “Saldo blanco” le dice, eufórico, un funcionario a un militar. Otro habla de cómo Calderón, que al principio y mientras Javier Sicilia hablaba no levantó la vista de su computadora, fue adquiriendo control de la situación y paso a la ofensiva.

Yo, por mi parte, atento a lo que la gente dice en las redes sociales, leyendo rostros y reacciones de aquellos que, en el Alcázar del Castillo de Chapultepec, atestiguaron el encuentro, no alcanzo a perfilar con claridad quién y por qué salió ganando en este diálogo insólito que, por momentos, parecía, si nos atenemos a la tenaz defensa de su gestión, un informe de gobierno de Calderón.

Y mientras los hombres del poder abandonan el sitio y en la explanada del Castillo se reagrupan las víctimas que no pudieron hacer uso de la palabra para dar, ante la prensa, un apretado resumen de su dolor, de su indignación, voy cayendo en la cuenta de que esto, lo que aquí sucedió, no puede medirse con los criterios tradicionales de la confrontación política.

Ciertamente Calderón y sus asesores hicieron la tarea. Envuelto en la bandera de salvador de la patria y siguiendo la vieja receta de Ronald Reagan, buscó, de entrada, Calderón la empatía con las víctimas. Habló de Saúl, de Jorge, de María. De asesinados y desaparecidos como si fueran sus amigos. Dio noticia puntual de sus tragedias y fue, paulatinamente, poniendo, como diría después Javier Sicilia, “a los malos afuera, a los buenos adentro”.

Demandó Sicilia, luego Le Baron y después Araceli cambio sustancial en la estrategia de guerra. “La violencia no se combate con la violencia”, advirtió el poeta, quien agregó: “debe usted reconocer que su estrategia ha entregado resultados contraproducentes”. “Debe usted pedir perdón a la nación”, lo emplazó. No escuchó Calderón lo primero; no hizo, de ninguna manera lo segundo.

Al contrario. Recurriendo al tradicional discurso del que “sí tuvo los pantalones”, del que “sí se atrevió a hacer algo”, defendió su estrategia de combate al narco y fue incluso más allá; insistió en que volvería a sacar al Ejército a combatir con todo su poder de fuego a los criminales. “No tengo tiempo —dijo a Sicilia— de preguntarme por esas instituciones podridas de la que usted habla. Tengo que actuar”.

Así apenas comenzando se acabó el diálogo y comenzó la maniobra. Javier Sicilia y los integrantes del Movimiento por la Paz venían a cuestionar la estrategia, a hacerlo desde su dolor y corazón desnudo, no como “políticos sino como ciudadanos”. Calderón les respondió tajante, diciéndose orgulloso de la guerra, que para resguardar la seguridad de los ciudadanos y no de las instituciones, corrigió al poeta, es el único que, pese a lo que de él diga la historia, se ha atrevido a declararla y conducirla.

Ni una sola mención hizo Calderón a los yerros del Ejército y las fuerzas federales. Menos todavía de la recurrente costumbre de criminalizar a las víctimas o del tristemente célebre “se matan entre ellos”. Nada, por supuesto, de los “daños colaterales”. Ni una palabra pese a las muchas palabras de las víctimas; al punzante recuento de daños y agravios, de impunidades y trapacerías de autoridades corruptas y omisas.

Se aferró a su discurso voluntarista; el del hombre de mano dura que hace lo que hay que hacer para salvar a los ciudadanos de los criminales sanguinarios que le niegan la paz y el sosiego a amplias zonas del país. Aderezaba Calderón la defensa de su estrategia de combate con datos, y cifras de sus logros en educación y en vivienda, en empleo e infraestructura. Iba del panegírico a la arenga apoderándose, a fuerza de ignorar olímpicamente los argumentos de los otros, del escenario.

Dos Méxicos estaban ahí sentados frente a frente. El del poder sordo a los reclamos. Indiferente al dolor. Apostando tácticamente a ganar la batalla de imagen. Haciendo uso de los recursos retóricos y propagandísticos para pulverizar el discurso de su adversario, y el México del dolor, de la dignidad y la exigencia a las autoridades de que cumplieran, al menos, con su responsabilidad esencial: brindar seguridad a la población.

De un lado, como era de esperarse, un ejército de asesores. Un plan medido cuidadosamente calibrado. Del otro la espontaneidad y la falta de organicidad de un movimiento al que no mueven los resortes de la confrontación política, que no abreva de una ideología común, ni tiene programa, táctica y estrategia definidas.

Nacido sin esperanzas se fue deshilvanando el diálogo y pasaron Calderón y los suyos a convertirse en oficialía de partes y a buscar un responsable idóneo para todos los males. Cayó, con facilidad, la pelota en la cancha de los jueces y fueron ellos entonces los malos y se dijo Calderón, o casi, tan frustrado y hasta la madre como el propio Sicilia.

¿Qué pasó en el Alcázar? No lo sé. Apenas el primer round, creo, de lo que habrá de ser una larga pelea; porque pelea y no otra cosa será lo que aquí se produzca si tercos, prepotentes y ahora eufóricos por esta pírrica victoria, se muestran, como Felipe Calderón, los hombres del poder.

http://elcancerberodeulises.blogspot.com

www.twitter.com/epigmenioibarra

Chapultepec: luces y sombras de un encuentro


Chapultepec: luces y sombras de un encuentro
Editorial: la Jornada

El encuentro realizado ayer en el Castillo de Chapultepec entre el equipo de gobierno, encabezado por Felipe Calderón Hinojosa, y la representación del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, conformada principalmente por deudos de víctimas de la violencia que azota al país, fue una circunstancia sin precedente en la que el titular del Ejecutivo federal escuchó reclamos tan elocuentes como ríspidos por los resultados de su estrategia de seguridad y combate a la delincuencia, señalamientos sobre la corrupción y la presencia de poderes fácticos que obstaculizan el accionar institucional, así como propuestas contra la criminalidad alternativas a la guerra que su administración declaró a finales de 2006. Pero lo más importante es que, por primera vez, la opinión pública nacional tuvo acceso, en una escala masiva, a expresiones representativas del dolor y la ira causados por la estrategia de guerra que se vive. Asimismo, millones de personas pudieron escuchar, en voz de Javier Sicilia, de Julián LeBaron, de María Elena Guerra y de otros familiares de asesinados y desaparecidos, testimonios del agravio social por la insistencia del discurso oficial en calificar de "delincuentes" a la mayoría de las víctimas de esta guerra, así como la urgencia de hacer justicia –ausente, en la mayor parte de los casos– y de recuperar a los muertos por su nombre y su apellido.

Es importante destacar que, ante la insistencia de la propaganda gubernamental en el sentido de que la estrategia de seguridad en curso es la única posible, y que es consecuencia, y no causa, de la violencia criminal que padece México, los participantes ciudadanos en el encuentro presentaron ideas precisas, específicas y viables para diseñar una política gubernamental eficaz, apegada a derecho y, sobre todo, menos mortífera que la que está en curso: desmilitarización de las tareas policiales; combate frontal a la corrupción en las instituciones de procuración de justicia y en las corporaciones de la fuerza pública; persecución de los sectores empresariales vinculados al narcotráfico; despenalización de ciertas drogas, y acciones efectivas en materia de educación, salud y empleo. Asimismo, pusieron de manifiesto que las medidas oficiales, lejos de erradicar o reducir la violencia, la han retroalimentado.

En contraste con esos aspectos positivos del encuentro, la reacción de Calderón Hinojosa consistió en atrincherarse en sus posiciones, justificar lo errático y fallido de su guerra contra la delincuencia, ensayar una apropiación del dolor, de las preocupaciones y de las motivaciones de los familiares de las víctimas, y distribuir las responsabilidades por las decenas de miles de muertes entre diversas instancias locales y judiciales. A pesar de los intentos por presentar a un gobernante tolerante, sensible, generoso para con sus críticos y dispuesto a hacer concesiones, lo cierto es que la conclusión calderonista del encuentro puede resumirse así: en lo fundamental, el presidente Calderón no se apartará de su ruta, por muy cuestionada que ésta sea.

Como resultado de esta actitud, los frutos del diálogo entre el movimiento civil y el gobierno están aún por verse. Por lo pronto, hay compromisos para atender casos individuales; un fideicomiso para sufragar un monumento a las víctimas y placas con sus nombres, y una comisión de seguimiento que se reunirá dentro de tres meses. Pero las palabras expresadas ayer por algunos de los agraviados de la violencia llegaron a incontables oídos en el país, y ese solo hecho puede constituir un vuelco positivo en la conciencia cívica y en la percepción colectiva de la guerra impuesta al país, primer paso para avanzar en su solución y en medidas de paz que, según puede verse, habrán de correr a cargo de la sociedad, porque el gobierno sigue convencido de estar en lo correcto.

martes, 21 de junio de 2011

La diferencia se llama Encinas


Pedro Miguel

Hace 11 años el Partido Revolucionario Institucional tuvo una oportunidad irrepetible para dejar de ser una excrecencia mafiosa del poder público y convertirse en un partido político. Ante un gobierno legítimo, pero bisoño, torpe y abiertamente reaccionario, el PRI habría podido redefinirse como una fuerza opositora socialdemócrata, dejar las cadenas de complicidad y corrupción en las oficinas públicas federales que se veía obligado a abandonar, romper con el modelo neoliberal que él mismo había impuesto 12 años antes y erigirse en defensor de instituciones forjadas bajo su reinado, sí, pero como resultado de movilizaciones, presiones y reivindicaciones populares: Pemex, la CFE, el IMSS y el ISSSTE, Luz y Fuerza. Semejante transformación habría dado lugar a una verdadera transición democrática en el país y habría obligado al foxismo a gobernar con un mínimo respeto a la legalidad vigente.

No se pudo o no se quiso. Los líderes priístas en sus diversas vertientes optaron, en cambio, por consolidar sus alianzas oscuras con los poderes fácticos locales, nacionales y transnacionales y por refrendar, sobre la base de la impunidad, el cogobierno de hecho con el panismo, forjado durante el salinato y consolidado en el zedillato. Quienes en 2000 decían buscar una versión mexicana del Pacto de la Moncloa omitían el hecho de que el equivalente ya se había generado: fue el consenso transpartidista entre el Revolucionario Institucional y Acción Nacional para mantener, contra viento y marea, el modelo económico de la Revolución Conservadora, agravado por tres componentes locales: el caudillismo mafioso, la corrupción endémica y la inveterada violencia de Estado contra la población. El foxismo aprovechó la revuelta electoral ciudadana contra el régimen no para transformarlo, sino para perpetuarlo. Seis años más tarde, la ciudadanía volvió a rebelarse contra el poder público, y como para entonces ya no hubo forma de engatusarla con un candidato del cambio, se recurrió al fraude simple y brutal.

Hoy en día, el PAN y el PRI, con la participación auxiliar del Panal y del Verde, pelean centímetro a centímetro las posiciones de poder en juego y recurren a las mismas viejas armas: el desvío escandaloso de recursos públicos con fines electoreros, el uso de las instituciones de procuración de justicia para golpear al adversario, el sometimiento de los organismos autónomos, las alianzas con vertientes poco mencionadas de la delincuencia organizada (la sindical, la mediática, la financiera), el voto corporativo y otras. Para ellos, el único propósito de gobernar es seguir gobernando.

Lo que se juega en los pleitos entre panistas y priístas es, proporciones guardadas, lo mismo que se disputa en un partido de futbol: el triunfo de un logotipo y premios en efectivo para quienes lo llevan puesto en el lomo. Por lo demás, ni unos ni otros resolverán las tragedias nacionales –miseria, desigualdad, marginación, desempleo, violencia, liquidación de la soberanía, ilegalidad manifiesta en el accionar institucional, autoritarismo creciente– porque ellos mismos son causantes y beneficiarios del desastre.

Ahí tienen la campaña de Eruviel Ávila: acarreos, maquinarias matraqueras, promesas estúpidas (como esa de suprimir la tenencia vehicular, que ya fue suprimida) y desmesuradas (nada más 6 mil), gastos desorbitados en propaganda, reclutamiento de plumas a modo para difundir un discurso que es puro vacío. Qué parecida, esa campaña, al vacuo e irritante Vivir mejor, un ejercicio de la mentira que, de no ser por la pobreza de su sintaxis, sería indistinguible de la grandilocuente autoexaltación que caracterizaba a los presidentes priístas.

No es de extrañar que la ciudadanía otorgue su respaldo a propuestas políticas distintas –cuando las hay– a esa sopa bipartidista sangrienta y corrompida. Eruviel es el rostro del aparato jurásico (aunque se rasure el bigotito de licenciado Trastupijes y se ponga o se quite maquillaje literal y figurado) y Felipe Bravo Mena es más de lo mismo, pero huérfano de maquinaria propagandística y electoral oficial; de ahí sus denodados y estériles esfuerzos por existir como candidato. La diferencia en el Edomex se llama Alejandro Encinas. A pesar de las encuestas cuchareadas en favor del aspirante oficialista, con todo y los votos inducidos que el aparato gestiona desde ya para Eruviel, el ex jefe de Gobierno del Distrito Federal tiene amplias posibilidades de triunfo porque es el único candidato a gobernar la entidad con propuestas específicas y viables para empezar a remediar el saldo pavoroso del régimen, porque no pertenece a él y porque no pretende perpetuarlo.

Fernández Noroña reunión con los Jóvenes con AMLO

lunes, 20 de junio de 2011

#SpanishRevolution

Monsi después de Monsi Elena Poniatowska

-Monsi, ya destruiste los brazos del sillón.

–Vais, si sales a la calle de nuevo, juro que no vuelvo a abrirte la puerta.

–Monsi, o entras o sales. No tengo todo el tiempo de la vida.

–Vais, rompiste las ramas más tiernas del limonero.

Monsi es un gato del género masculino, vestido de smoking.

Vais, atigrada, es mujer y es más bonita que Monsi, pero pesa menos, es clandestina, tiene una vida secreta, desaparece sin avisar y la primera vez que la busqué en la plaza de San Sebastián, en Chimalistac, grité por encima de las bardas, subí al campanario y por fin al tercer día regresó tan campante.

–¿Por qué me haces eso?

Monsi y Vais eran tan pequeños que cabían uno en la mano derecha, otra en la izquierda. Una guajolota enojada se disponía a sacarles los ojos en un corral de Tomatlán y los rescaté para traerlos a San Sebastián. Ahora padezco a los dos gatitos como padecí a Monsiváis, porque amarlo era padecerlo.

–Al rato te hablo.

–Marco tú número dentro de 10 minutos.

–Llámame tú el sábado.

–Voy a salir, te busco en la noche.

A la mañana siguiente intentabas de nuevo a ver si tenías suerte de encontrarlo por teléfono y del otro lado de la bocina fingía la voz:

–No está, salió en la madrugada a Madrid, soy su tía María.

En la tarde, era fácil reconocerlo en el Vips de la avenida Tlalpan, a la altura de San Simón, frente a unos frijoles caldosos.

–¿No que habías ido a España?

–Ya vine.

Entonces la letanía se iniciaba:

–No llegaste.

–No llamaste.

–Te esperé dos horas.

–Me plantaste.

–¡Cómo eres malo!

–¡Qué malo eres!

Invitarlo a comer era otra forma del suplicio:

–No vayas a llegar tarde.

–¿A qué hora dijiste?

–A la normal, a mi hora, a las dos y media. Tú eres el plato fuerte.

Llega a las mil, para merendar. Y si uno reclamaba, decía:

–¿No dijiste que a tu hora? Esta es tu hora.

El sonreía con su cara de gato.

Ahora dos gatitos recogidos son la presencia total de Monsi en la sala, en el comedor, en la recámara, en la escalera, en los pasillos, en la cocina, en el lavadero, a todas horas, en todo momento, día y noche. Digo Monsi y Vais 10 o 20 veces al día. Los dos nombres resuenan entre el piso y el techo, el cielo y la tierra, son un encantamiento que repito una y otra vez, un conjuro contra la ausencia, una pócima que disminuye la soledad. Imagino que Monsi, que era un "hombre ciudad", como lo llamó Adolfo Castañón, ahora mismo sube al Metro, está parado en la esquina de San Simón y le hace seña a un taxi, se citó con El Fisgón en la Zona Rosa, está por ir a comer a casa de Iván en la calle de Amatlán, donde por cierto va a llegar tarde, para variar.

Antes de junio de 2010, a las siete de la mañana, si sonaba el teléfono, corría yo, sólo podía ser él. Monsi se convirtió en el consejero áulico de Marta Lamas, de Chema Pérez Gay, de Iván y de Nelly Restrepo. Hoy por hoy su risa matutina hace una gran falta, una falta horrible. Lloraba de risa y su risa tenía mucho de gato, una risa única que ojalá y haya quedado grabada. Imitaba a unos y a otros, Y antes de colgar decía.

–¡Qué mala eres!

–¿Yo? Pero si todas las malditeces las dijiste tú. Yo sólo reí.

–Eres mala, de veras, mala como nadie, eres lo más malo del mundo.

Hace dos días, el viernes 17 de junio en la noche fuimos a una ceremonia íntima a El Estanquillo, convocados por su director, Moisés Rosas, la tía María, Beatriz y Araceli, Rubén y Mauricio, Carlos, Chema y Lilia, Marta Lamas, Consuelo y Julia, Carlos Bonfil, Jenaro Villamil, Jesús Ramírez, Alejandro Brito, Victor Acuña, Armando Colina, Rodolfo y Jesús, porque las cenizas de Carlos iban a depositarse en una urna.

–Es una ceremonia privada, de muy poca gente.

La urna la hizo Francisco Toledo y su forma, su volumen, su redondez de tierra, la convierte en un abrazo, un recibimiento excepcional. La urna acoge, cobija, se ahonda, suena a barro. Lentamente pulida, brilla trabajada por las manos del buen alfarero, del creador y del artesano, del que sí sabe hacer las cosas y, sobre todo, sabe rendir homenaje al amigo. Es una urna de extraordinario carácter que refleja los muchos experimentos técnicos que ha hecho Toledo con el barro, la madera, todas las sutilezas de la materia, pero sobre todo el sagrado sentido de la vida. Cuando la vi pensé que William Blake le cantaría como al tigre que brilla en la selva de la noche y le pregunta qué mano inmortal lo hizo, quien construyó su temible simetría. En realidad, la urna es un gato que se redondea sobre sí mismo para dormir su larga vida de siete vidas. Envuelto en su cola, su pelambre resalta por encima del barro y su cabeza de gato tiene la cara del Monsiváis de los buenos días, el que sonreía. A Toledo le preguntaban: "¿Quién hace el prólogo de tu libro?" Monsiváis. "¿Quién presenta tu exposición?" Monsiváis. "¿Quién va a escribir el catálogo para la muestra en Los Ángeles?" Monsiváis. “¿Quién quieres que te acompañe? Monsiváis. "¿A quién invitamos al mitin?" A Monsiváis. "¿Para quién es este cuadro?" Para Monsiváis. “¿Quién quieres que acabe con el gobernador? Monsiváis. "¿De qué quieres que se hable en el encuentro de intelectuales?" De Monsiváis. En la urna están todas las respuestas de Toledo a Monsiváis, el amor al coleccionista, el amor al crítico, la devoción al pensador, la admiración por los escritos de un hombre que logró catequizar a los indios remisos. Toledo, el pintor de las tenaces raíces zapotecas, también llenó la urna de iguanas, de mariposas, de tortugas, de peces, de jaibas, de cangrejos y los puso a cantar al unísono. La urna tiene símbolos ocultos, códices y máscaras del México antiguo, la urna es un organismo viviente en el que todo se corresponde, el agua que sigue cantando en el barro, las sutilezas de la materia, su complejidad, responden a las huellas digitales de las yemas de los dedos de Toledo que moldearon esta corona mortuoria. Porque en verdad, la urna es una corona. Y en verdad también, sólo Toledo podía coronar a Monsiváis.

De tanto escribir sobre movimientos sociales, el propio Monsi se ha vuelto un movimiento social. Cada vez que nos reunimos la conversación termina girando invariablemente en torno a Monsi. ¿Qué tiene Monsi que nos jala como una central de energía, como una centrífuga que nos hace picadillo en torno a sus aforismos, sus sarcasmos, las horas de su vida, sus prodigiosas mentiras, sus prodigiosas verdades?

Me atrevo a una respuesta. Monsi iba directo a la esencia, su gran entereza, su lucidez implacable, su inteligencia crítica, su falta de poder personal y su total ausencia de privilegios, lo convirtieron en defensor de los derechos civiles, en el intelectual que más y mejor supo protestar por las violaciones a los derechos humanos, en el ciudadano que mejor denunció la inmensa ineptitud y la codicia rampante de los políticos que nos gobiernan, el que le dio una buena bofetada a la demagogia monolítica. Por eso, sus seguidores, también somos, en cierto modo, un operativo a futuro, al que se le unen todos aquellos que Monsi congregó, Salvador Novo y Chano Urueta, Ramón López Velarde y Carlos Pellicer, José Emilio y Cristina Pacheco, Alejandra y Enrique Florescano, Guillermo Prieto e Ignacio Ramírez, María Félix y José Alfredo Jiménez, Tongolele y María Conesa, Rogelio Naranjo, Rius y El Fisgón, Carlos Fuentes, Cantinflas, Renato Leduc, Sergio Pitol y Luis Prieto, Carmen y Magdalena Galindo, Julio Scherer, Braulio Peralta, Vicente Rojo, Neus Espresate, porque mejor que nadie, Monsi nos metió a todos en la misma bolsa, de la periferia al centro, de la cultura popular a la de la Sala Manuel M. Ponce, nos sacudió para cubrirnos de papelitos de colores y de serpentinas y ahora somos esta piñata medio deshilachada que ustedes ven, hoy domingo 19 de junio de 2011, a las 12 del día, en este estrado dentro del mítico Palacio de Bellas Artes, que a diferencia de nosotros, los aquí presentes, como es de oro y mármol, nunca, nunca se va a morir.

*Texto que leyó Elena Poniatowska durante el homenaje que se rindió ayer a Carlos Monsiváis en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes

domingo, 19 de junio de 2011

Estado de México, lo que está en juego José Agustín Ortiz Pinchetti

Estado de México, lo que está en juego
José Agustín Ortiz Pinchetti

La elección de gobernador en el estado de México destaca no sólo por la importancia de la entidad y la cercanía con las presidenciales, sino porque se dirime un conflicto entre el viejo sistema priísta de imponerse, frente a la capacidad ciudadana de resistir y vencer.

Si nos atuviéramos a la carrera de los candidatos o su desempeño en campaña, Encinas ganaría por amplio margen. Es el único con experiencia de gobierno y ha demostrado solidez y seguridad en sí mismo. Ha hecho imputaciones certeras, no rebatidas por sus contendientes. En lugar de la farsa de firmar 6 mil compromisos ante notario, ha presentado 10 en cada municipio, los definió con precisión e indicó los recursos que se emplearían en cumplirlos. En los debates ha sido el mejor, como lo acreditan los sondeos. Eruviel representa a la clase política mexiquense, en particular a los últimos gobernadores: Montiel y Peña Nieto. Los acreditados demuestran la decadencia del estado: aumento de la inseguridad, desempleo, desviación de recursos, incremento de la criminalidad, vínculos entre los políticos y crimen organizado y cleptocracia, además de las sombras en su propio desempeño. Su participación en los debates ha sido acartonada y previsible. En cuanto a Bravo, ha intentado subir el tono hasta lo estridente para ocultar su debilidad personal y del gobierno fallido que representa.

Lo que oscurece el vaticinio es la maquinación fraudulenta del "nuevo" PRI. La campaña de coacción y compra de votos sin precedente. Cae sobre los votantes un diluvio de sacos de cemento, varillas, tinacos, despensas (más de un millón) y la amenaza de retirar los pobrísimos programas asistenciales. Además del derroche de millones que no sólo vienen de las generosas asignaciones del IEEM, sino de los aliados de la oligarquía mexiquense, sobre todo de dueños de inmobiliarias, y dada la oscuridad en las cuentas, ¿por qué no sospechar del apoyo de grupos del crimen organizado? Por si fuera poco, el instituto electoral mexiquense está controlado por el gobernador y el tribunal por el PRI. No son árbitros confiables.

La coalición de izquierda funciona bien y también el esfuerzo del Morena, cada vez más articulado, ha realizado una penetración sistemática casa por casa; factor fundamental que casi no aparece en los análisis.

Lo que está en disputa es el estilo de "competir" en elecciones. El que ha usado el PRI durante 80 años, al que no puede renunciar, frente a una organización popular que se extiende en el estado, único factor capaz de impedir la imposición. La población decidirá si se somete a la manipulación o si, harta de abusos, mentiras y corruptelas, rompe con el PRI y sus métodos y vota en pro de su emancipación.

joseaorpin@hoymal.com
Texto original La jornada

sábado, 18 de junio de 2011

Interacciones entre usuarios 15m



Interesante “Estudio sobre el 15M en las redes sociales” realizado mediante una colaboración entre el Instituto Universitario de Investigación en Biocomputación y Sistemas Complejos (BIFI) de la Universidad de Zaragoza y la empresa Cierzo Development. La conclusión fundamental es que se trató claramente de un movimiento espontáneo no manipulado, que siguió un proceso de difusión y un patrón de crecimiento viral que sigue lo habitual en otros ejemplos bien conocidos en el ámbito de la criticalidad auto-organizada.

Fuente: El Blog de Enrique Dans

jueves, 9 de junio de 2011

La Caravana, memorial de agravios Adolfo Gilly

La Caravana, memorial de agravios
Adolfo Gilly

La Caravana por la Paz con Justicia y Dignidad está haciendo soplar con fuerza creciente un viento nuevo sobre la dolorida realidad de este país y la mezquindad de la política institucionalizada tal como hoy la vivimos y padecemos.

Los testimonios que va suscitando y recogiendo en su camino a Ciudad Juárez son conmovedores: es la angustia y el dolor de un pueblo la que habla por ellos. La Caravana va dando espacio y resonancia a las pequeñas voces bajas de esta historia atroz. Desde el dolor de cada una, todas repiten: "nadie nos escucha", antiguo clamor del pueblo de México, y todas quieren y necesitan decir su dolor, gritar, imprecar, sollozar. La Caravana, que es un montón de nadies en camino, cuando llega no lanza discursos ni promesas ni compromisos: escucha, escucha, escucha y nada pide. Esto es nuevo, muy nuevo, aunque sea antiguo como el mundo.

El 10 de junio –ese día en que hace 40 años el Supremo Gobierno nos lanzó sus Halcones a golpear y matar estudiantes en la ciudad de México– la Caravana tendrá su asamblea y muchas propuestas e iniciativas serán discutidas.

Quiero desde aquí enviar un abrazo fraterno a Javier Sicilia y a su Caravana, y sumar una propuesta para que esas voces cotidianas no se desvanezcan, para que sigan presentes en los días y años por venir. Propongo que, si como creo están grabadas, se integre con ellas, ordenadas y cuidadas con esmero, un Memorial de Agravios y Dolor, una suma escrita de esas angustias; y que además, en el espacio permanente que la Caravana abra para lo que sigue, todos cuantos quieran dar su testimonio y decir su agravio y confiar su dolor, y tal vez también registrar sus propuestas para México, puedan hacerlo por escrito o con su voz.

Un Memorial de Agravios y Dolor de estos días y estos años que se vaya haciendo público, donde converjan todas las voces que ya existen y dicen, para que en la memoria mexicana no se desvanezcan, para que nadie diga que no supo y para que de estos tiempos aciagos que la indiferencia, la codicia y la ineptitud de los privilegiados y los poderosos nos imponen, no haya olvido ni perdón, sino justicia.

Texto Original: La Jornada

jueves, 2 de junio de 2011

Apoyan a AMLO desde la cima del Everest

Apoyan a AMLO desde la cima del Everest
Leonardo Fernández Jiménez despliega una manta de apoyo a AMLO desde la cima del Everest. Foto: Leonardo Fernández Jiménez
SDPnoticias

Ciudad de México - Andrés Manuel López Obrador recibió el apoyo de sus simpatizantes desde la cima del monte Everest.

El mensaje de apoyo ocurrió cuando el mexicano Leonardo Fernández Jiménez alcanzó la cima de la montaña más alta del mundo el pasado 21 de mayo.

Fernández Jiménez, quien es Licenciado en Administración de Empresas por la Universidad Iberoamericana, y simpatizante del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) participó en la expedición International Expedition Tibet 2011, la cual inició el ascenco al Everest el 12 de abril pasado, desde Katmandú, hasta cruzar la frontera con China y llegar a la planicie del Tibet e iniciar la subida al Everest.

Tras 40 días de expedición, Fernández Jiménez alcanzó la cumbre el 21 de mayo junto con otros 3 participantes. Fue la segunda vez que Fernández Jiménez intentó llevar a la cima del Everest. La primera vez tuvo que suspender la expedición en octubre de 2010, tras una avalancha.

Desde luego, al llegar a la cima del Everest, Leonardo Fernández Jiménez se tomó una fotografía con una manta de apoyo al MORENA y a AMLO.