lunes, 15 de agosto de 2011

Para entender el #15M Luis García Montero


Luis García Montero

Para entender
el 15M



B
enito Perez Galdós imaginó la fórmula de los Episodios Nacionales para poder contar la historia de España con la perspectiva de las calles y las plazas. La visión urdida en los palacios se había apartado mucho de la realidad. Gente humilde debía narrar los acontecimientos políticos y la vida cotidiana del país. Los escritores regeneracionistas de finales del siglo XIX y principios del XX, Costa, Unamuno, Azorín, Antonio Machado, recogieron su herencia al denunciar la separación entre la España real y la España oficial. Con el fracaso de la Primera República, se había restaurado la monarquía borbónica en un sistema de falsa democracia. Dos partidos, Liberal y Conservador, representantes de los mismos o parecidos caciques, se turnaban en el gobierno de forma pactada. Los famosos versos de Machado, “una de las dos Españas/ ha de helarte el corazón”, no aluden a la izquierda y la derecha, a la España republicana y a la fascista, sino a esos dos partidos que significaban el mismo frío. La proclamación de la II República supuso el intento pacífico de volver a unir la representación pública con la vida real. Para conseguirlo debieron unirse, en una conjunción republicano-socialista, la voluntad democrática de la burguesía progresista y los movimientos obreros.

Me permito este breve recuerdo histórico porque creo que tiene mucho que ver con los motivos que han alumbrado el movimiento callejero de rebeldía conocido como “15 de mayo”. Se ha escenificado la protesta de los ciudadanos ante una nueva separación entre la España real y la España oficial.

La crisis económica esconde, sobre todo, una crisis de cultura. En nombre de los beneficios de las grandes empresas y los especuladores, asistimos a la liquidación del Estado del bienestar. El deterioro de los servicios públicos, la pérdida de los sentimientos de comunidad y solidaridad, la renuncia a los deseos de igualdad y al pudor de una economía democrática con voluntad de equilibrio, no responden a una falta de dinero, sino a una falta de conciencia. Y ha sido tanta la avaricia de los poderes financieros y la humillación de los partidos mayoritarios, que se ha producido una quiebra ruidosa entre las declaraciones oficiales y la experiencia real de los ciudadanos. Los jóvenes que gritan “los políticos no nos representan” ante el Parlamento, denuncian algo más grave que la corrupción de algunos sinvergüenzas que aprovechan sus cargos públicos para hacer negocios privados. Protestan por la corrupción de todo un sistema que ha borrado el mandato de la soberanía civil para ponerse al servicio de los mercados. De poco sirve votar si después los gobernantes no aplican sus programas electorales y se limitan a imponer las medidas que exigen los especuladores.

La gente comprueba en sus vidas que las leyes reformadas en nombre de la creación de empleo sólo sirven para degradar las condiciones de trabajo y facilitar el despido gratuito. La gente comprueba también que los recortes de gasto que se hacen en nombre de la viabilidad de los servicios públicos, tienden a expulsar a las clases medias de la educación y la sanidad estatal. Cuando sólo queden los pobres, es decir, cuando el concepto de caridad desplace a los derechos cívicos conquistados, se dejará que el sistema pierda, ya del todo, su agredida calidad actual.

Las consignas del neoliberalismo quedaron desmentidas por la experiencia real. En su último libro, El refugio de la memoria, el historiador británico Toni Judt habló de un totalitarismo neoliberal que identificaba la modernidad con las privatizaciones y los beneficios de la especulación. Esta cultura dominante, impuesta por los grandes poderes mediáticos, ha saltado por los aires en la imaginación de la gente al estrellarse con las condiciones de sus propias vidas. Y es que la tan cacareada crisis económica no implica una falta real de dinero. Es una excusa para recortar derechos sociales y acumular los beneficios en unas pocas manos avariciosas.

Conviene analizar bien el papel desempeñado por la juventud en el 15M. Hay palabras por las que los escritores y las sociedades deben pelear. La palabra juventud es una de ellas. A la muerte del caudillo Francisco Franco, España vivió algo más que una transición entre la dictadura y la democracia. Lo que se produjo en realidad fue una mutación antropológica, el paso de una sociedad pobre a las formas económicas y culturales del capitalismo avanzado. Fue un proceso muy parecido al que Pasolini observó en la Italia de los años sesenta. El país humilde en el que yo había crecido (trenes viejos, emigrantes que viajaban a Alemania para ganarse la vida, catolicismo represivo) se transformó de pronto en el territorio de la alta velocidad, la inmigración y una vida hedonista sin valores. El nihilismo del consumo. Los deseos de olvido no sólo apuntaron a los crímenes del franquismo. Los antiguos humillados en los trabajos pobres de Europa debían aprender a despreciar a los inmigrantes que ahora llegaban al país.

El papel reservado en este proceso a la juventud era el consumismo, la despolitización, la estupidez de la telebasura y la banalidad. La metáfora del botellónde los años noventa, jóvenes reunidos en las plazas para consumir alcohol barato, había sustituido a la clandestinidad de los muchachos barbudos que conspiraban contra la dictadura. Pero he aquí que una parte muy significativa de la juventud ha decidido romper este guión. Educada ya en la democracia, acostumbrada desde las guarderías a participar en asambleas, la juventud no ha querido aceptar la degradación política y ha salido a la calle para pedir una reforma del sistema electoral y leyes que limiten la avaricia de los bancos y los especuladores. Su voluntad democrática ha convertido el respeto hacia el otro en un valor decisivo para sus reivindicaciones. Es toda una novedad en la historia de España: un movimiento callejero de cientos de miles de ciudadanos se produce sin violencia y sin víctimas. Y es una suerte, además, que en tiempos de absoluto descrédito de la política por la complicidad de los partidos mayoritarios con los poderes financieros, los jóvenes no hayan promovido una reacción populista, demagógica, proclive a la manipulación totalitaria y a los líderes de masas. Critican a los partidos, pero en nombre de la dignidad de la política y la democracia.

Este es el espíritu que ha llenado las plazas. En la Puerta del Sol de Madrid, me encontré una pancarta con una cita de Shakespeare: “Si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormir”.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Un sistema financiero convertido en manicomio, unas elites políticas totalmente desnortadas Will Hutton


07/08/11


"Los mercados han perdido confianza en que los gobiernos occidentales puedan gestionar con éxito el legado de una gigantesca deuda privada y de unos bancos quebrados/rescatados, sin imponer unos costes ciclópeos e inconfesables. No saben cuáles son los costes: tal vez una serie de quiebras en cadena en la deuda pública, empezando por Europa; tal vez una deflación por sobreendeudamiento a escala mundial; o tal vez, incluso, imprimir a lo loco más y más dinero para pagar deudas públicas y privadas, generando una inflación tan ingobernable como volátil. No lo saben; pero sí saben que los costes serán enormes. E impredecibles."

Miedo, pero miedo de verdad, es lo que ha habido esta semana pasada. Miedo al ver evaporarse 2,5 billones de dólares del mercado de valores global en sólo cinco días de caídas en las bolsas. Miedo al ver escalar los bonos públicos italianos a precios estratosféricos. Y miedo al ver los rendimientos de las letras a corto plazo del tesoro norteamericano acercarse a cero: los inversores estaban tan ansiosos de colocar su efectivo en algún puerto seguro, que terminaron por pagar dinero al gobierno norteamericano por la custodia de sus ahorros; algo que no se había visto desde el final de la II Guerra Mundial.

Sin embargo, la agencia de calificación Standard & Poor's puso fin a la semana echando una sombra sobre la credibilidad de la deuda pública norteamericana, privándola –un paso sin precedentes— de su condición de AAA: un monumental bofetón al prestigio del país más rico de la Tierra y a su sistema político. S&P's mantuvo su posición, a pesar de las presiones y del intenso cabildeo ejercido desde el Tesoro estadounidense. Sin aumentar los impuestos, dijo, los EEUU no podrán recuperar su posición fiscal; pero aumentar los impuestos se ha convertido en un imposible, habida cuenta de la implacable oposición de los congresistas Republicanos. Los mercados se vinieron abajo.

Entretanto, en Europa, el presidente francés Nicolas Sarkozy, presidente del G20, logró finalmente interrumpir la vacación de la Cancillera alemana Angela Merkel y, junto con el primer ministro español José Luis R. Zapatero, conferenciar sobre el mejor modo de reaccionar. Buena falta hacía. Incluso el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, calificó de "comunicación indisciplinada" una semana en la que los distintos gobernadores del Banco Central Europeo y el gobierno alemán iban diciendo abiertamente cosas distintas e incompatibles sobre si el BCE vendría en apoyo de los apurados mercados de bonos italianos y españoles. El BCE dijo que se trataba de una "ambigüedad constructiva". Para pánico de los mercados, era lo que parecía: dudas e indecisión, aventadoras de la llamarada.

A lo que hemos asistido es a una masiva huída global del riesgo y a la consiguiente puesta a salvo del efectivo a gran escala. Ha sido la peor semana en los mercados financieros desde los sombríos días de otoño de 2008, el momento culminante de la implosión del sistema bancario occidental, momento que fue, a su vez, uno de los peores desde comienzos de los años 30 del siglo pasado. Pero en importantes respectos, esta semana ha sido peor. Al menos, en 2008, los Estados podían respaldar con su contabilidad nacional a sus respectivos sistemas bancarios y restaurar la confianza. Ahora, los miedos arraigan más hondo, y resultan harto más difíciles de conjurar.

Los mercados han perdido confianza en que los gobiernos occidentales puedan gestionar con éxito el legado de una gigantesca deuda privada y de unos bancos quebrados/rescatados, sin imponer unos costes ciclópeos e inconfesables. No saben cuáles son los costes: tal vez una serie de quiebras en cadena en la deuda pública, empezando por Europa; tal vez una deflación por sobreendeudamiento a escala mundial; o tal vez, incluso, imprimir a lo loco más y más dinero para pagar deudas públicas y privadas, generando una inflación tan ingobernable como volátil. No lo saben; pero sí saben que los costes serán enormes. E impredecibles.

Después de todo, los acreedores de la eurozona que suscribieron el acuerdo de la UE la semana pasada aceptaron que Grecia podría llegar a ser incapaz de honrar plenamente sus deudas públicas. ¿Y qué pasa con otros países de la UE, como Italia y España, con unas deudas públicas mucho mayores? ¿Se conformarán con algo similar sus acreedores, si prospera el contagio? ¿Y si los individuos, las empresas y los Estados hubieran contraído colectivamente, dentro o fuera del euro, mucha más deuda de la que pueden devolver, qué perspectivas tienen los bancos –y sus acreedores— que prestaron el dinero? ¿Cuál es la magnitud de la depreciación, o aun de la potencial bancarrota?

Los mercados conocen estas verdades desde hace algunos meses, pero habían confiado en que los dirigentes políticos europeos y estadounidenses conocían también los riesgos y sabían como encararlos. En cualquier caso, se esperaba que el crecimiento global y la constante reconstrucción de los equilibrios contables de los bancos occidentales permitirían gradualmente al mundo rebajar las deudas masivas, y a los bancos, mantener la solvencia. Pues bien; los acontecimientos de estos últimos días han destruido de raíz esa confianza.

La escala de los desafíos económicos a que se enfrentan ahora los países industrializados podría resultar inmanejable. Los juicios de los mercados son brutales. Por ejemplo, los rendimientos de esta semana de los bonos a 10 años del Tesoro estadounidense cayeron a unos niveles (2,2%), que sólo tienen sentido en un mundo rayano en el desplome de precios y el estancamiento económico. Entretanto, los rendimientos de la deuda pública italiana se disparaban simultáneamente el viernes hasta un 6,4%, lo que significa que el gobierno italiano tiene que prepararse para acumular enormes y deflacionarios excedentes presupuestarios durante años sólo para el servicio de su deuda pública, que rebasa el 120% de su PIB.

El viernes al mediodía, el primer ministro Silvio Berlusconi se inclinó a lo inevitable, y prometió equilibrar el presupuesto italiano un año antes de lo que su gobierno había previsto la misma víspera.

"Ninguna economía desarrollada está haciendo nada por promover el crecimiento y crear empleo", dice George Magnus, un veterano asesor del banco de inversiones USB. Lleva razón. Dondequiera que se mire, lo que se observa es un escenario de horror. Para decirlo sumariamente, demasiados países clave –empezando por el Reino Unido, cuya pavorosa deuda privada representa tres veces y media su PIB, y siguiendo por Japón, España, Francia, Italia, los EEUU y hasta la supuestamente santa Alemania— han llegado a acumular demasiada deuda privada, una deuda privada que no puede devolverse sin que se de un crecimiento económico excepcional.

Y eso es lo que cada vez parece más improbable. Pero sin crecimiento económico, sólo hay tres salidas. La primera es el incremento del empréstito público para compensar el colapso del crédito privado. El gasto privado tiende a deprimirse cuando los individuos y las empresas rebajan su nivel de empréstitos: por eso, durante un tiempo, las exportaciones (siempre que otros países las puedan comprar) y un creciente endeudamiento público constituyen la única avenida expedita para promover el crecimiento económico. Pero ahora hay un veto al crecimiento del endeudamiento público, a causa del movimiento del Tea Party en los EEUU, del colapso de la confianza en el euro y del conservadurismo del gobierno británico; y la demanda de exportaciones procedente de Asia se está ralentizando…

Las lecciones ofrecidas por la historia son claras. Sin crecimiento pública o privadamente generado, sólo hay otras dos vías para liquidar las deudas privadas luego de un hundimiento del crédito: la quiebra o la inflación; manejadas con prudencia, o dejadas peligrosamente de manejar

Lo que ha enervado a los mercados financieros es la subitánea comprensión de esto: si el mundo no puede crecer, entonces estamos moviéndonos ineluctablemente hacia una de esas dos últimas opciones. En los EEUU, en donde la reciente revisión estadística a la baja de las previsiones de crecimiento económico muestra de modo alarmante el debilitamiento de la recuperación, ya ha habido quitas de la deuda privada por un monto rayano en los 300 mil millones de dólares, de acuerdo con las investigaciones del McKinsey Global Institute. Ahora, el movimiento del Tea Party ha vetado cualquier posible acción creativa del gobierno federal para estimular el crecimiento: el ritmo de quitas de la deuda de consumo e hipotecaria no puede, pues, sino acelerarse. El impacto en el sistema bancario, en los precios inmobiliarios y en la confianza de los consumidores norteamericanos será muy serio.

En Europa, la interconexión de las opciones públicas y privadas en materia de deuda resulta todavía más obvia, y las dudas y vacilaciones de los dirigentes de la UE a la hora de restaurar la confianza en el euro no hacen sino exacerbarla. En julio, la UE pareció al fin haber acordado una respuesta efectiva con la propuesta de un incipiente Fondo Monetario Europeo para controlar las políticas económicas de los euromiembros, una entidad que, de consuno con el BCE, podría realizar préstamos a los Estados y a los bancos en dificultades.

Pero el estar a la altura, que me sorprendió, duró muy poco: Europa se está moviendo ahora a ritmos majestuosos. Oír de todo un Comisario Europeo de asuntos monetarios, como Olli Rehn –cuando al final se dignó a interrumpir sus vacaciones y a hablar de la crisis—, que los trabajos técnicos empezarían en septiembre, mientras el gobierno alemán insistía simultáneamente en que no se necesita hacer más, no resulta tranquilizador para nadie. No hay dirección política, y lo que es peor, las ideas originales sobre lo que hay que hacer –y no se hace— son paupérrimas.

La reacción de los mercados empeora por unos efectos de manada magnificados por la plétora de instrumentos –los llamados derivados financieros— que, supuestamente inventados para dar cobertura y mitigar los riesgos, resultan en realidad poco más que artilugios de casino. Las instituciones de ahorro a largo plazo, como las compañías aseguradoras y los fondos de pensiones, lo que hacen ahora rutinariamente es prestar sus acciones –a cambio de honorarios— a quienquiera usarlas con propósitos especulativos. El sistema financiero se ha convertido en un manicomio, en un mecanismo para maximizar la volatilidad, el miedo y la incertidumbre. Nadie está al timón. La supervisión adulta brilla por su ausencia.

Lo que se precisa es un cambio radical de paradigma en nuestra forma de pensar y actuar. La idea fija que paraliza a Occidente es que los Estados se atraviesan en el camino de unos mercados que funcionan perfectamente, y que el mejor capitalismo –y el mejor sistema financiero— es el que se deja a su propio albur. Los gobiernos estarían para cuadrar su contabilidad, para garantizar la estabilidad de precios, y para ninguna otra cosa.

Ese es el sentido común internacional. Y se ha revelado erróneo en la teoría y en la práctica. Los mercados financieros necesitan gobiernos capaces de ejercer una supervisión adulta. El buen capitalismo precisa ser puesto al día y rediseñado. La ortodoxia financiera puede a veces, singularmente tras un desplome crediticio, andar totalmente equivocada. Una vez cruzado el Rubicón, se abre una agenda política de todo punto nueva. Los mercados necesitan una perspectiva de crecimiento sostenible, de consuno con una deuda privada y pública sostenibles.

Como ha sugerido el economista jefe del FMI, Olivier Blanchard, si las opciones son: o bien quiebra pública y privada, permanente debilidad bancaria y estancamiento económico (tal vez depresión), o bien inflación; entonces la opción menos mala pasa por aceptar la inflación, manejándola dentro de ciertos límites.

Puesto que de todas formas habrá inflación cuando los gobiernos busquen la salida menos mala, la opción real restante es si se acepta manejarla o no. Una vez la deuda se halle en un nivel sostenible y se recupere el crecimiento, podrá rediseñarse el sistema financiero mundial para evitar una repetición y se podrá restaurar la estabilidad de precios.

Esta es la verdad innombrable: como me dijo una veterana autoridad en política financiera, presentar eso, en privado o en público, como un asunto simplemente digno de ser debatido es levantar una ola de desaprobación general. Pero ha de hacerse. Gran Bretaña debería ponerse en cabeza, tanto para su propio bienestar económico como para dar ejemplo internacionalmente. Como mínimo, debería anunciar un nuevo programa de flexibilización cuantitativa, imprimiendo dinero; insistir en que el Banco de Inglaterra use el dinero que imprime para comprar la mayor cantidad posible de deuda privada, e inmediatamente, cambiar el objetivo de inflación del 2% por un objetivo de crecimiento del PIB monetario: eso sacaría a Gran Bretaña del pozo de sus deudas privadas impagables.

Los mercados han lanzado un aviso muy serio. El viejo sentido común está matando a la economía occidental, y a Gran Bretaña con ella. Hay que actuar ya, si queremos salvarnos.

Will Hutton es un periodista británico que escribe una columna semanal de análisis económico en el diario The Guardian.

Traducción para www.sinpermiso.info: Leonor Març

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The Guardian, 7 agosto 2011

martes, 9 de agosto de 2011

Londres: la razón de las llamas


Londres: la razón de las llamas
Editorial de la Jornada

Los violentos disturbios que han tenido lugar en días recientes en Londres y sus alrededores parecieran, a primera vista, un estallido de ira irracional y sin propósito mezclada con vandalismo. Pero, si se tiene en mente el patrón de brotes de descontento en las pasadas tres décadas en el Reino Unido y las protestas sociales en otras naciones de la Unión Europea, como España y Grecia, es posible detectar una serie de claves para comprender el fenómeno.

Por una parte, el modelo económico impuesto en la segunda mitad de los años 70 del siglo pasado en Inglaterra por el gobierno de Margaret Thatcher –que no es otro que el neoliberalismo posteriormente extendido a otras regiones y convertido en canon por los poderes políticos y económicos del mundo– ha sido generador de marginación y pobreza que tuvo una primera reacción social en Bristol en abril de 1980, en forma de disturbios semejantes a los que se viven hoy en día, respuesta al segregacionismo económico y al racismo policial y social imperantes en Gran Bretaña. Esas insurrecciones urbanas en barrios con mayoría de población negra se repitieron a lo largo del año siguiente y luego en 1985, y una década más tarde, y en noviembre del año pasado. Los detonadores fueron excesos criminales cometidos por las fuerzas policiales o bien los efectos de decisiones económicas depredadoras e insensibles.

En el ámbito internacional, resulta inevitable cotejar lo que sucede en la capital británica y sus alrededores con las protestas que han tenido lugar en Grecia ante el draconiano plan de ajuste impuesto por los organismos financieros internacionales y por la propia Unión Europea, así como con el movimiento de los indignados que se desarrolla en España, e incluso con las extendidas manifestaciones estudiantiles que han sacudido al gobierno de Sebastián Piñera en Chile. En todos esos casos, el denominador común es el descontento de sectores sociales excluidos de la economía y de la política formal, y despojados de futuro, de perspectivas y de un lugar en el mundo.

En el caso de Gran Bretaña no hay razones para el optimismo. Por una parte, el lunes negro vivido ayer en las principales bolsas de valores del mundo augura un nuevo ciclo recesivo que empeorará las condiciones de vida de los habitantes de los barrios marginados y que, en consecuencia, ahondará los motivos del agravio social que ahora se expresa en la forma de incendios y enfrentamientos con las fuerzas policiales. Por la otra, es razonable suponer que la falta de entendimiento con la que ha reaccionado el gobierno inglés –bien ejemplificada en la declaración de la ministra del Interior, Theresa May, en el sentido de que las protestas son pura delincuencia y que la forma de encararlas será mediante más detenciones– tendrá el efecto de echar gasolina al fuego.

En suma, el modelo económico impuesto en Gran Bretaña hace más de tres décadas, así como el modelo social de siempre, colonialista, racista y excluyente en lo externo y en lo interno, no dan para más.

lunes, 8 de agosto de 2011

Estados Unidos en decadencia Noam Chomsky

Estados Unidos en decadencia
Noam Chomsky
Texto original: La Jornada


"Es un tema común que Estados Unidos, que apenas hace unos años era visto como un coloso que recorrería el mundo con un poder sin paralelo y un atractivo sin igual (...) está en decadencia, enfrentado fatalmente a la perspectiva de su deterioro definitivo, señala Giacomo Chiozza en el número actual de Political Science Quarterly.

La creencia en este tema, efectivamente, está muy difundida. Y con cierta razón, si bien habría que hacer cierto número de precisiones. Para empezar, la decadencia ha sido constante desde el punto culminante del poderío de Estados Unidos, luego de la Segunda Guerra Mundial, y el notable triunfalismo de los años 90, después de la guerra del Golfo, fue básicamente un autoengaño.

Otro tema común, al menos entre quienes no se ciegan deliberadamente, es que la decadencia de Estados Unidos, en gran medida, es autoinfligida. La ópera bufa que vimos este verano en Washington, que disgustó al país y dejó perplejo al mundo, podría no tener parangón en los anales de la democracia parlamentaria.

El espectáculo incluso está llegando a asustar a los patrocinadores de esta parodia. Ahora, al poder corporativo le preocupa que los extremistas que ayudó a poner en el Congreso de hecho derriben el edificio del que dependen su propia riqueza y sus privilegios, el poderoso estado-niñera que atiende a sus intereses.

La supremacía del poder corporativo sobre la política y la sociedad –por lo pronto básicamente financiera– ha llegado al grado de que las dos formaciones políticas, que en esta etapa apenas se parecen a los partidos tradicionales, están mucho más a la derecha de la población en los principales temas a debate.

Para el pueblo, la principal preocupación interna es el desempleo. En las circunstancias actuales, esta crisis puede ser remontada sólo mediante un significativo estímulo del gobierno, mucho más allá del más reciente, que apenas hizo coincidir el deterioro en el gasto estatal y local, aunque esa iniciativa tan limitada probablemente haya salvado millones de empleos.

Pero para las instituciones financieras, la principal preocupación es el déficit. Por lo tanto, sólo está a discusión el déficit. Una gran mayoría de la población está en favor de abordar el déficit gravando a los muy ricos (72 por ciento, con 27 por ciento en contra), según precisa una encuesta de The Washington Post y ABC News. Recortar los programas de atención médica cuenta con la oposición de una abrumadora mayoría (69 por ciento Medicaid, 78 por ciento Medicare). El resultado probable, por lo tanto, es lo opuesto.

El Programa sobre Actitudes de Política Internacional (PIPA) investigó cómo eliminaría el déficit la gente. Steven Kull, director de PIPA, afirma: Es evidente que tanto el gobierno como la Cámara (de Representantes) dirigida por los republicanos están fuera de sincronía con los valores y prioridades de la gente en lo que respecta al presupuesto.

La encuesta ilustra la profunda división: La mayor diferencia en gasto es que el pueblo favorece recortes profundos en el gasto de defensa, mientras el gobierno y la Cámara de Representantes proponen aumentos modestos. El pueblo también favorece aumentar el gasto en la capacitación para el trabajo, la educación y el combate a la contaminación en mayor medida que el gobierno o la Cámara.

El acuerdo final –o más precisamente, la capitulación ante la extrema derecha– es lo opuesto en todos los sentidos, y casi con toda certeza provocará un crecimiento más lento y daños a largo plazo a todos, menos a los ricos y a las corporaciones, que gozan de beneficios sin precedentes.

Ni siquiera se discutió que el déficit podría eliminarse si, como ha demostrado el economista Dean Baker, se remplazara el disfuncional sistema de atención médica privada de Estados Unidos por uno semejante al de otras sociedades industrializadas, que tienen la mitad del costo per cápita y obtienen resultados médicos equivalentes o mejores.

Las instituciones financieras y las grandes compañías farmacéuticas son demasiado poderosas para que siquiera se analicen esas opciones, aunque la idea difícilmente parece utópica. Fuera de la agenda por razones similares también se encuentran otras opciones económicamente sensatas, como la del impuesto a las transacciones financieras pequeñas.

Entre tanto, Wall Street recibe regularmente generosos regalos. El comité de asignaciones de la Cámara de Representantes recortó el presupuesto a la Comisión de Títulos y Bolsa, la principal barrera contra el fraude financiero. Y es poco probable que sobreviva intacta la Agencia de Protección al Consumidor.

El Congreso blande otras armas en su batalla contra las generaciones futuras. Enfrentada a la oposición republicana a la protección ambiental, la importante compañía de electricidad American Electric Power archivó el esfuerzo más destacado del país para captar el bióxido de carbono de una planta actualmente impulsada por carbón, lo que asestó un fuerte golpe a las campañas por reducir las emisiones causantes del calentamiento global, informó The New York Times.

Estos golpes autoinfligidos, aunque cada vez son más potentes, no son una innovación reciente. Datan de los años 70, cuando la política económica nacional sufrió importantes transformaciones, que pusieron fin a lo que suele llamarse la época de oro del capitalismo de Estado.

Dos importantes elementos de esto fueron la financialización (el desplazamiento de las preferencias de inversión, de la producción industrial a las finanzas, los seguros y los bienes raíces) y la externalización de la producción. El triunfo ideológico de las doctrinas de libre mercado, muy selectivo como siempre, le asestó aún más golpes, conforme se traducía en desregulación, reglas de administración corporativa que condicionaban las enormes recompensas a los directores generales con los beneficios de corto plazo y otras decisiones políticas similares.

La concentración resultante de riqueza produjo mayor poder político, acelerando un círculo vicioso que ha aportado una riqueza extraordinaria al uno por ciento de la población, básicamente directores generales de grandes corporaciones, gerentes de fondos de garantía y similares, mientras la gran mayoría de los ingresos reales prácticamente se estancaron.

Al mismo tiempo, el costo de las elecciones se disparó a las nubes, haciendo que los dos partidos tuvieran que escarbar más hondo en los bolsillos de las corporaciones. Lo que quedaba de democracia política fue socavado aún más cuando ambos partidos recurrieron a la subasta de puestos directivos en el Congreso, como delineó el economista Thomas Ferguson en The Financial Times.

Los principales partidos políticos adoptaron una práctica de los grandes detallistas, como Walmart, Best Buy y Target, escribe Ferguson. Caso único en las legislaturas del mundo desarrollado, los partidos estadunidenses en el Congreso ponen precio a puestos claves en el proceso legislativo. Los legisladores que aportan más fondos al partido son los que obtienen esos puestos.

El resultado, de acuerdo con Ferguson, es que los debates se basan fuertemente en la repetición interminable de un puñado de consignas, que han sido probadas por su atractivo para los bloques de inversionistas y grupos de interés nacionales, de los que depende la dirigencia para obtener recursos. Y que se condene el país.

Antes del crac de 2007, del que fueron responsables en gran medida, las instituciones financieras posteriores a la época de oro habían obtenido un sorprendente poder económico, multiplicando por más de tres su participación en las ganancias corporativas. Después del crac, numerosos economistas empezaron a investigar su función en términos puramente económicos. Robert Solow, premio Nobel de Economía, concluyó que su efecto podría ser negativo. Su éxito aporta muy poco o nada a la eficiencia de la economía real, mientras sus desastres transfieren la riqueza de los contribuyentes hacia los financieros.

Al triturar los restos de la democracia política, las instituciones financieras están echando las bases para hacer avanzar aún más este proceso letal... en tanto sus víctimas estén dispuestas a sufrirlo en silencio.

(El libro más reciente de Noam Chomsky es 9-11: Tenth Anniversary. Chomsky es profesor emérito de lingüística y filosofía del Instituto Tecnológico de Massachusetts, en Cambridge, Massachusetts)

Distributed by The New York Times Syndicate


domingo, 7 de agosto de 2011

Hace 30 años: el día que murió la clase media Michael Moore

Hace 30 años: el día que murió la
clase media.

Michael Moore

De cuando en cuando, alguien menor de 30 años me pregunta: ¿Cuándo empezó Estados Unidos a ir cuesta abajo? Dicen que durante mucho tiempo oyeron que los trabajadores podían criar una familia y enviar a los hijos a la universidad sólo con el ingreso de uno de los padres (y que en estados como California y Nueva York la universidad era casi gratuita). Que cualquier persona que quisiera un empleo con un sueldo decente podía tenerlo. Que las personas trabajaban cinco días a la semana, ocho horas diarias, tenían todo el fin de semana libre y vacaciones pagadas cada verano. Que muchos empleados eran sindicalizados, desde los empacadores de la tienda hasta el pintor de brocha gorda, lo cual significaba que, por humilde que fuera el trabajo, uno tenía garantizada una pensión, aumentos de sueldo ocasionales, seguro médico y alguien que lo defendiera a uno en caso de recibir un trato injusto. Los jóvenes han oído hablar de ese tiempo mítico, pero no es un mito: era real. Y cuando preguntan ¿cuándo terminó?, les contesto: El 5 de agosto de 1981.

En esa fecha, hace 30 años, las grandes empresas y la derecha decidieron dar el golpe: ver si podían destruir la clase media para volverse más ricos. Y lo han logrado.

El 5 de agosto de 1981, el entonces presidente Ronald Reagan despidió a todos los miembros del sindicato de controladores aéreos (PATCO), que desafiaron su orden de regresar al trabajo, y declaró ilegal al sindicato. Llevaban apenas dos días en huelga. Fue un acto audaz y descarado. Nunca nadie lo había intentado. Lo que lo hizo aún más audaz fue que PATCO había sido uno de los tres sindicatos que respaldaron a Reagan para presidente. Una ola de conmoción sacudió a los trabajadores en todo el país. Si Reagan hizo eso a quienes estaban con él, ¿qué nos hará a nosotros?

Reagan fue impulsado en su candidatura presidencial por la gente de Wall Street, que junto con los cristianos de derecha quería restructurar el país y revertir la tendencia iniciada por el presidente Franklin Delano Roosevelt, dirigida a mejorar la vida del trabajador promedio. Los ricos odiaban pagar mejores salarios y prestaciones, y más aún pagar impuestos; además, despreciaban a los sindicatos. Los cristianos de derecha detestaban todo lo que les sonaba a socialismo o a tender la mano a las minorías o a las mujeres.

Reagan prometió poner fin a todo eso. Así que, cuando los controladores se pusieron en huelga, vio llegado el momento. Al deshacerse de ellos y proscribir su sindicato, envió un mensaje claro y fuerte: los días en que todos llevaban una confortable vida de clase media habían terminado. De allí en adelante, Estados Unidos sería gobernado en esta forma:

* Los súper ricos ganarán más, mucho más, y el resto de ustedes luchará por las migajas que sobren.

* ¡Todos a trabajar! Mamá, papá, los adolescentes de la casa. ¡Papá, consigue un segundo empleo! ¡Niños, allí está la cadena para la puerta! Tal vez sus padres regresen a tiempo para llevarlos a acostar.

* 50 millones de personas quedarán sin seguro médico. Y las compañías aseguradoras pueden decidir a quién ayudar... o no.

* ¡Los sindicatos son malos! No deben pertenecer a un sindicato. No necesitan abogados. ¡Cierren la boca y pónganse a trabajar! No, no se vayan todavía, no hemos terminado. Que los niños se preparen la cena.

* ¿Quieren ir a la universidad? No hay problema: firmen aquí y estarán vendidos a un banco los próximos 20 años.

* ¿Qué es eso de aumento de sueldo? ¡Cierren la boca y pónganse a trabajar!

Y así por el estilo. Pero Reagan no hubiera podido lograr esto por sí solo. Tuvo un gran ayudante: la AFL-CIO.

La mayor central de trabajadores del país dijo a sus agremiados que rompieran la huelga de los controladores aéreos y fueran a trabajar. Y así lo hicieron: pilotos, asistentes de vuelo, choferes de camiones de suministros, manejadores de equipaje: todos esos sindicalizados ayudaron a romper la huelga. Y sindicalizados de todos los ramos rompieron también la huelga al volver a viajar en avión.

¡Reagan y Wall Street no podían creer lo que veían! Cientos de miles de trabajadores y sindicalistas apoyaban el despido de compañeros sindicalizados. Fue un regalo de Navidad adelantado para los grandes consorcios del país.

Fue el principio del fin. Reagan y los republicanos supieron que podrían salirse con la suya en lo que fuera... y así lo hicieron. Recortaron impuestos a los ricos. Dificultaron la formación de sindicatos en los centros de trabajo. Eliminaron las normas de seguridad en las instalaciones fabriles. Pasaron por encima de las leyes antimonopolios y permitieron que miles de compañías se fusionaran o fueran adquiridas por otras y después cerradas. Los consorcios congelaron salarios y amenazaron con mudarse a otros países si los trabajadores no aceptaban menor paga y menos prestaciones. Y cuando los trabajadores accedieron, de todos modos se mudaron al extranjero.

Y todo el tiempo la mayoría de los estadunidenses lo aceptaron. Hubo muy poca oposición o resistencia. Las masas no se levantaron a proteger sus empleos, sus hogares, sus escuelas (que alguna vez fueron las mejores del mundo). Aceptaron su destino y recibieron la golpiza. A menudo me he preguntado qué habría ocurrido si todos hubiéramos dejado de volar en 1981. Si los sindicatos le hubieran dicho a Reagan: Devuélveles su empleo a los controladores o paralizaremos la nación. Ustedes saben lo que habría pasado: la elite empresarial y su muchacho Reagan se habrían doblegado.

Pero no lo hicimos. Y así, poco a poco, en los 30 años siguientes, los que han estado en el poder han destruido a la clase media del país y, a su vez, han arruinado el futuro de nuestros jóvenes. Los salarios han permanecido estancados esos 30 años. Echen una ojeada a las estadísticas y verán que cada descenso que sufrimos ahora comenzó en 1981 (vean en una pequeña escena de mi película más reciente que ilustra esto).



Todo empezó este día, hace 30 años. Uno de los días más negros en la historia estadunidense. Y nosotros dejamos que ocurriera. Sí, ellos tenían el dinero, los medios masivos y los policías. Pero nosotros éramos 200 millones. ¿Alguna vez se han preguntado qué pasaría si 200 millones se pusieran furiosos de verdad y quisieran que les devolvieran su patria, su vida, sus empleos, sus fines de semana, el tiempo que pasaban con sus hijos?

¿Nos hemos dado todos por vencidos? ¿Qué estamos esperando? Olvidémonos del 20 por ciento que apoya al Tea Party: ¡nosotros somos el otro 80 por ciento! Esta ida cuesta abajo sólo terminará cuando lo exijamos. Y no con una petición en línea o un tuit. Tendremos que apagar la televisión, la computadora y los videojuegos y salir a las calles (como hicieron en Wisconsin). Algunos de ustedes tendrán que postularse a cargos de elección en sus localidades el año próximo. Necesitamos que los demócratas hagan acopio de valor y dejen de recibir dinero de los consorcios... o se hagan a un lado.

¿Cuándo tendremos suficiente? El sueño de la clase media no va a reaparecer por arte de magia. El plan de Wall Street es claro: Estados Unidos será una nación de ricos y desposeídos. ¿Están ustedes conformes con eso?

¿Por qué no utilizar este día para hacer una pausa y pensar en los pasos que cada uno puede dar para revertir esta tendencia en nuestro vecindario, en nuestro lugar de trabajo, en nuestra escuela? ¿Habrá un día mejor que hoy para empezar?

Su amigo, Michael Moore.

Traducción: Jorge Anaya

MMFlint@aol.com - http://MichaelMoore.com

Texto original: La Jornada

sábado, 6 de agosto de 2011

Leche derramada. Chico Buarque


Periódico La Jornada
Sábado 6 de agosto de 2011, p. 4


Una historia familiar marcada por la decadencia social y económica, impregnada por el devenir de Brasil de los dos recientes siglos, se destila en la voz de un hombre muy viejo, desde la cama de un hospital, en un monólogo dirigido a su hija, a las enfermeras o a cualquiera que preste oído. La novelaLeche derramada, de Chico Buarque, quien es más conocido como músico, ofrece un relato con una estructura narrativa despegada al tiempo lineal, justo como los recuerdos de un anciano. La Jornada ofrece a sus lectores, con autorización de la editorial, un fragmento del libro publicado en español por Salamandra

1

Cuando salga de aquí nos casaremos en la hacienda de mi feliz infancia, al pie de la montaña. Te pondrás el vestido y el velo de mi madre, y no lo digo porque me haya puesto sentimental, no es por la morfina. Tuyos serán los encajes, la cristalería, la vajilla, las joyas y el nombre de mi familia. Darás órdenes a los criados, montarás el caballo de mi antigua mujer. Y si todavía no hay electricidad en la hacienda, haré traer un generador para que puedas ver la televisión. También habrá aire acondicionado en todas las piezas de la casa, porque hoy en día hace mucho calor en la cañada. No sé si siempre ha sido así, si mis antepasados sudaban bajo tanta ropa. Mi mujer sí, sudaba bastante, pero ya pertenecía a una nueva generación y no poseía la austeridad de mi madre. A mi mujer le gustaba el sol, siempre volvía arrebolada de las tardes en la playa de Copacabana. Pero nuestro chalet de Copacabana se vino abajo, y de todos modos no viviría contigo en la casa de otro matrimonio, nosotros viviremos en la hacienda al pie de la montaña. Nos casaremos en la capilla que consagró el cardenal arzobispo de Río de Janeiro allá por mil ochocientos y pico. En la hacienda me cuidarás a mí y a nadie más, por lo que me repondré del todo. Y plantaremos árboles, y escribiremos libros, y si Dios quiere incluso criaremos hijos en las tierras de mi abuelo. Pero si no te gustara vivir al pie de la montaña por culpa de las ranas y los insectos, o la lejanía o cualquier otra cosa, podríamos vivir en Botafogo, en la mansión que construyó mi padre. Allí hay habitaciones inmensas, baños de mármol con bidets, varios salones con espejos venecianos, estatuas, columnas monumentales y tejas de pizarra importadas de Francia. Hay palmeras, aguacates y almendros en el jardín, que se convirtió en aparcamiento cuando la embajada de Dinamarca se mudó a Brasilia. Los daneses me compraron la mansión a precio de ganga por culpa de los chanchullos de mi yerno. Pero si mañana vendo la hacienda, que tiene doscientas hectáreas de campos de labranza y pastos surcados por un arroyo de agua potable, tal vez pueda recuperar la mansión de Botafogo y restaurar los muebles de caoba, mandar afinar el piano Pleyel de mi madre. Tendré chapuzas con las que mantenerme ocupado durante años, y si quisieras seguir ejerciendo tu profesión podrías ir al trabajo caminando, ya que en el barrio abundan los hospitales y consultas. De hecho, justo encima de nuestro terreno han levantado un centro médico de dieciocho pisos, lo que me hace recordar que la mansión ya no existe. Y tampoco la hacienda al pie de la montaña, creo que nos la expropiaron en 1947 por el trazado de la autopista. Estoy pensando en voz alta para que me escuches. Y hablo despacio, como quien escribe, para que me transcribas sin necesidad de ser taquígrafa, ¿sigues ahí? Se ha terminado el culebrón, las noticias, la película, no sé por qué dejan el televisor encendido cuando se acaba la programación. Quizá para que el zumbido disimule mi voz, para que no moleste a los demás pacientes con mi cháchara. Pero aquí sólo hay hombres adultos, casi todos medio sordos, si hubiese señoras mayores en la sala me mostraría más discreto. Por ejemplo, jamás hablaría de las putitas que se acuclillaban con frenesí cuando mi padre les arrojaba monedas de cinco francos en su suite del Ritz. Allí estaba él, muy convencido, y las cocottes en cueros y en postura de sapo, empeñadas en atrapar las monedas de la alfombra sin valerse de los dedos. A la vencedora la mandaba bajar conmigo a mi habitación, y de vuelta en Brasil le confirmaba a mi madre que iba perfeccionando el idioma. En casa, como en todas las buenas casas, delante del servicio los asuntos de familia se trataban en francés, aunque para mi madre hasta pedir el salero era un asunto de familia. Y además hablaba con metáforas, porque en aquellos tiempos cualquier enfermera de tres al cuarto tenía nociones elementales de francés. Pero ya veo que hoy no estás para charlas, has vuelto enfurruñada, vas a ponerme la inyección. El somnífero ya no me hace efecto inmediato, y sé que el camino del sueño es como un pasillo lleno de pensamientos. Oigo ruidos de gente, de vísceras, un tipo intubado emite sonidos rasposos, quizá intente decirme algo. El médico de guardia entrará apresurado, me tomará el pulso, quizá me diga algo. Un cura vendrá a visitar a los enfermos, susurrará palabras en latín, pero no creo que se dirija a mí. Una sirena en la calle, un teléfono, pasos, siempre hay alguna expectativa que me impide conciliar el sueño. Es la mano que me sujeta por los pocos pelos que me quedan. Hasta que me tope con la puerta de un pensamiento hueco, que me engullirá y me arrastrará a las profundidades, donde acostumbro a soñar en blanco y negro.

2

No sé por qué no alivias mi dolor. Cada día levantas la persiana con brusquedad y me arrojas el sol a la cara. No sé qué gracia les ves a mis muecas, siento una punzada cada vez que respiro. A veces inspiro con ganas y me lleno los pulmones de un aire insoportable para tener unos segundos de consuelo expeliendo el dolor. Aunque puede que mi vida ya fuera un poco así, mucho antes de la enfermedad y la vejez, un dolorcillo tonto que me fastidia todo el rato, y de pronto un zarpazo atroz. Cuando perdí a mi mujer fue atroz. Y cualquier cosa que recuerde ahora me dolerá, la memoria es una vasta herida. Pero ni así me das las medicinas, qué crueldad la tuya. No creo ni que seas enfermera, nunca he visto tu cara por aquí. Claro, eres mi hija, estabas a contraluz, dame un beso. Justamente iba a llamarte para que vinieras a hacerme compañía, leerme la prensa, novelas rusas. Dejan ese televisor encendido día y noche, la gente aquí no es nada sociable. No me quejo de nada, hacerlo sería una ingratitud hacia vosotros, tu hijo y tú. Pero si el chico tiene tanto dinero, no sé por qué demonios no me ingresa en un sanatorio tradicional, de religiosas. Yo mismo podría costearme el viaje y el tratamiento en el extranjero si tu marido no me hubiese llevado a la ruina. Podría establecerme en el extranjero, pasar el resto de mis días en París. Si me diera la gana, podría morirme en la misma cama del Ritz en la que dormí siendo niño. Porque en las vacaciones de verano tu abuelo, mi padre, siempre me llevaba a Europa en vapor. Más tarde, cada vez que veía uno de aquellos grandes barcos en el horizonte, rumbo a Argentina, llamaba a tu madre y señalaba: ¡ahí va elArlanza!, ¡el Cap Polonio!, ¡el Lutétia!, y se me llenaba la boca al contarle cómo era un transatlántico por dentro. Tu madre nunca había visto uno de aquellos barcos de cerca, después de casada apenas salía de Copacabana. Y cuando le anuncié que pronto iríamos al puerto para recibir al ingeniero francés, se hizo de rogar. Que si eras una recién nacida y no podía dejarte, que si esto, que si lo otro, pero en cuanto pudo se fue en tranvía a la ciudad y se cortó el pelo a lo garzón. Llegado el día, se vistió como consideró que merecía la ocasión, con un vestido de satén naranja y un turbante de fieltro más anaranjado aún. Yo ya le había sugerido que reservara todo aquel lujo para el mes siguiente, cuando la despedida del francés, pues subiríamos a bordo para la recepción oficial. Pero ella estaba tan ansiosa que acabó de arreglarse antes que yo y se quedó plantada en la puerta, esperándome. Con aquellos tacones, parecía que se aupara sobre los dedos de los pies, y estaba demasiado sonrosada o se le había ido la mano con el colorete. Cuando vi a tu madre en semejante estado le dije: tú no vienes conmigo. Por qué no, preguntó ella con un hilo de voz, pero no le di explicaciones, cogí el sombrero y me fui. Ni me detuve a pensar de dónde procedía aquella ira repentina, sólo sentí que la ira ciega que me producía su entusiasmo era anaranjada. Y voy a dejarme de tanta palabrería porque el dolor no hace más que empeorar.

3

Esa que ha venido a verme, nadie se lo cree, es mi hija. Se ha quedado así, maltrecha y desquiciada, por culpa de su hijo. O nieto, ahora mismo no recuerdo si el chico era mi nieto o tataranieto o qué. Al paso que se estrecha el tiempo futuro, las personas más recientes se amontonan en un rincón de mi cabeza. En cambio, para el pasado tengo un salón cada vez más espacioso en el que caben con holgura mis padres, abuelos, primos distantes y colegas de la facultad a los que ya había olvidado, con sus respectivos salones repletos de parientes y contraparientes y tipos que se han colado con sus amantes, más las reminiscencias de toda esta gente, hasta los tiempos de Napoleón. Fíjate, ahora mismo te miro, a ti que llevas toda la noche aquí conmigo, tan cariñosa, y no tengo valor para preguntarte una vez más cómo te llamas. Sin embargo, recuerdo cada pelo de la barba de mi abuelo, al que solamente conocí por un retrato al óleo. Y por el librito que debe de andar por ahí, en la cómoda, o arriba, en la mesilla de noche de mi madre, pregúntaselo a la doncella. Es un libro pequeño con una secuencia de fotografías prácticamente idénticas que, si se hojean deprisa, crean ilusión de movimiento, como en el cine. Retratan a mi abuelo caminando en Londres, y de niño me gustaba hojear las fotos de atrás hacia delante para hacer que el viejo anduviera marcha atrás. Es con esta gente tan anticuada con quienes sueño cuando me pones a dormir. Si por mí fuera, soñaría contigo en todos los colores, pero mis sueños son como el cine mudo, y los actores llevan mucho tiempo muertos. Hace poco fui a buscar a mis padres al parque infantil, porque en el sueño eran mis hijos. Fui a llamarlos con la buena nueva de que iban a circuncidar a mi abuelo recién nacido, que se había hecho judío sin más ni más. Desde Botafogo, el sueño pasaba a la hacienda al pie de la montaña, donde encontramos a mi abuelo con barba y patillas blancas, enfundado en un frac, caminando frente al Parlamento inglés. Se movía a paso vivo y rígido, como si tuviera piernas mecánicas, diez metros hacia delante, diez metros hacia atrás, igual que en el librito. Mi abuelo fue todo un personaje en los tiempos del Imperio, gran masón y abolicionista radical, pretendía enviar a todos los negros brasileños de vuelta a África, pero la cosa no salio bien. Sus propios esclavos, una vez manumitidos, eligieron permanecer en sus propiedades. Poseía cacaotales en Bahía, cafetales en Sao Paulo, hizo fortuna, murió en el exilio y está enterrado en el cementario familiar de la hacienda al pie de la montaña, con su capilla bendecida por el cardenal arzobispo de Río de Janeiro. Su ex esclavo más allegado, Balbino, un hombre fiel como un perro, se quedó sentado para siempre sobre su tumba. Si llamas un taxi, puedo enseñarte la hacienda, la capilla y el mausoleo.

miércoles, 3 de agosto de 2011

LEY DE SEGURIDAD NACIONAL


Artículo 1.-...

La misma tiene por objeto establecer las bases de integración y acción coordinada de las instituciones y autoridades encargadas de contribuir a preservar la Seguridad Nacional, en sus ámbitos interno y externo de competencia; determinar la forma y los términos en que las autoridades de las entidades federativas y los municipios colaborarán con la Federación en dicha tarea; regular las actividades de inteligencia para la Seguridad Nacional y los instrumentos legítimos para fortalecer los controles aplicables a la materia.
Artículo 3.- Para los efectos de esta ley, se entiende por:

I. Seguridad Nacional: La condición de integridad, estabilidad y permanencia del Estado mexicano, cuya preservación es una función a cargo del Poder Ejecutivo Federal, a través de políticas, acciones, recursos y medios dirigidos a hacer frente a Riesgos y Amenazas que atenten en contra de:

El mantenimiento del orden constitucional y la defensa de las instituciones nacionales;

El mantenimiento de la unidad de las partes integrantes de la Federación señaladas en el artículo 43 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos;

La preservación de la democracia fundada en el desarrollo económico, social y político del país y sus habitantes;

La preservación del territorio nacional y su población, de las posibles afectaciones por factores de orden sanitario, ambiental, climático, químico o físico, o bien, por acciones que los expongan a emergencias o desastres, sean de origen natural o antropogénico;

La preservación de la soberanía, independencia y defensa del territorio nacionales;


La defensa legítima del Estado mexicano respecto de otros Estados, sujetos de derecho internacional y de agentes no estatales; y

La estabilidad y la seguridad de las partes integrantes de la Federación.

A la prevención, preservación y, en su caso, restablecimiento de la seguridad nacional están obligadas a concurrir todas las autoridades y personas públicas de los tres órdenes de gobierno atendiendo a sus atribuciones legales; los mexicanos tienen en esta materia, las obligaciones que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que deriven de ésta les establezca.

II. Riesgo: Contingencia o proximidad de un daño o circunstancia que pueda afectar, parcial o totalmente, los valores contenidos en la fracción anterior;

III. Amenaza: Los actos que por sus características afectan, total o parcialmente, la Seguridad Nacional;

IV. Seguridad Interior: La condición de estabilidad interna, paz y orden público que permite a la población su constante mejoramiento y desarrollo económico, social y cultural; y cuya garantía es una función que está a cargo de los tres órdenes de gobierno;

V. Defensa Exterior: Las acciones de legítima de defensa que el Estado mexicano realiza a través de su Fuerza Armada permanente, para salvaguardar la integridad territorial, independencia y soberanía nacionales, respecto de otros Estados, de otros sujetos de derecho internacional y de agentes no estatales, y

VI. Agenda Nacional de Riesgos y Amenazas: El instrumento estratégico de política pública en la materia, dirigido a identificar, dimensionar, jerarquizar y atender Riesgos y Amenazas a la Seguridad Nacional, con la finalidad de orientar las operaciones del Sistema.

Artículo 4.- El Sistema de Seguridad Nacional es el conjunto de instancias, instrumentos, políticas, acciones y procesos previstos en esta Ley, tendientes a cumplir los fines de la Seguridad Nacional.

La Seguridad Nacional se rige por los principios de legalidad, responsabilidad, respeto a los derechos humanos y sus garantías, así como por la confidencialidad, lealtad, transparencia, eficiencia, coordinación y cooperación.

Los organismos constitucionales autónomos y las autoridades estatales y municipales tendrán la participación que les corresponda, en términos de la Constitución, las leyes aplicables y los convenios de colaboración que al efecto se suscriban.
Artículo 5.- ...

I. a X. ...

XI. Actos tendentes a obstaculizar o bloquear actividades de inteligencia o contrainteligencia;

XII. Actos tendentes a destruir o inhabilitar la infraestructura de carácter estratégica o indispensable para la provisión de bienes o servicios públicos, y

XIII. Actos o hechos que, de conformidad con la declaratoria que al efecto se expida, afecten la Seguridad Interior.

Artículo 6.- Además de las definiciones previstas en el artículo 3 de esta Ley, se entiende por:
I. y II. ...

III. Red: Red Nacional de Información;

IV. Centro: Centro de Investigación y Seguridad Nacional;

V. Información gubernamental confidencial: los datos personales otorgados a una instancia por servidores públicos, así como los datos personales proporcionados al Estado Mexicano para determinar o prevenir una amenaza a la Seguridad Nacional;

VI. Fuerza Armada permanente: Ejército, Armada y Fuerza Aérea Mexicanos;

VII. Fuerzas Federales: Fuerza Armada permanente, Policía Federal y Policía Federal Ministerial;

VIII. Programa: Programa para la Seguridad Nacional;

IX. Secretario Ejecutivo: Secretario de Gobernación en su carácter de Secretario Ejecutivo del Consejo, y

X. Sistema: Sistema de Seguridad Nacional.

Artículo 7.- ...

Para la elaboración de la Agenda Nacional de Riesgos y Amenazas, se tomará en cuenta tanto el Plan Nacional de Desarrollo como el programa respectivo.

Artículo 8.-…

Respecto del apoyo que deban prestar las Instancias se estará a lo dispuesto en la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública;




En materia de cooperación y auxilio técnico para la intervención de comunicaciones privadas, será aplicable el Código Federal de Procedimientos Penales y la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada;

Por cuanto hace a la información gubernamental confidencial, se estará a la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, y

Artículo 10.- El personal de las Instancias de Seguridad Nacional estará obligado a guardar el secreto y confidencialidad de la información que conozca en o con motivo de su función. El ingreso y permanencia del personal de confianza estará sujeto a evaluaciones de control de confiabilidad, de conformidad con las disposiciones aplicables; dichas evaluaciones consistirán, cuando menos, en exámenes médicos, poligráficos, de entorno socioeconómico, psicológicos y toxicológicos.

Artículo 13.- ...

I. a II. ...

III. El Programa para la Seguridad Nacional y la definición anual de la Agenda Nacional de Riesgos y Amenazas;

IV. La evaluación periódica de los resultados del Programa y el seguimiento de la Agenda Nacional de Riesgos y Amenazas;

V. a X. ...

Artículo 14.- El Secretario Ejecutivo tendrá la obligación de promover en todo tiempo la efectiva coordinación y funcionamiento del Consejo, y estará facultado para celebrar los convenios y bases de colaboración que acuerde éste, así como para emitir los acuerdos por los que se den a conocer las determinaciones adoptadas en el seno del Consejo.

Artículo 15.-...

I. a III. ...

IV. Proponer el contenido del Programa;

V. Presentar al Consejo la Agenda Nacional de Riesgos y Amenazas;

VI. a XIII. ...

Artículo 18.- El Centro es un órgano administrativo desconcentrado de la Secretaría de Gobernación, con autonomía técnica, operativa y de gasto, adscrito directamente al Titular de dicha Secretaría.

El Centro estará a cargo de un Director General a quien le corresponderá originalmente la representación, trámite y resolución de los asuntos competencia del órgano administrativo desconcentrado.

Para el ejercicio de las atribuciones y el despacho de los asuntos que le competan al Centro, el Director General se auxiliará de un Secretario General, de las unidades administrativas y del personal que se establezca en los términos de su Estatuto.

Artículo 19.- Son atribuciones del Centro:

I. Realizar tareas de inteligencia y contrainteligencia, como parte del Sistema, que contribuyan a preservar la integridad, estabilidad, funcionalidad y permanencia del Estado mexicano, a dar sustento a la gobernabilidad y a fortalecer el Estado de Derecho;

II. Procesar la información que genere en sus operaciones el Sistema, determinar su tendencia, valor, significado e interpretación específica y formular las conclusiones que se deriven de las evaluaciones correspondientes, con el propósito de salvaguardar la seguridad nacional;

III…

IV. Elaborar anualmente la Agenda Nacional de Riesgos y Amenazas, con la información del Sistema y someterla a consideración del Consejo;

V...

VI. Establecer cooperación interinstitucional con las diversas dependencias y entidades de la Administración Pública Federal, organismos constitucionales autónomos, autoridades de las entidades federativas y municipales o delegacionales, en estricto apego a sus respectivos ámbitos de competencia, con la finalidad de coadyuvar en la preservación de la integridad, estabilidad y permanencia del Estado Mexicano;

VII. Establecer sistemas de cooperación con instituciones extranjeras homólogas, que contribuyan al cumplimiento de su objeto y al ejercicio de sus atribuciones conforme a las leyes aplicables;

VIII. ...

IX. Operar la tecnología de comunicaciones especializadas, en cumplimiento de las atribuciones que tiene encomendadas o en apoyo de las Instituciones de Seguridad Nacional;

X. Prestar auxilio técnico a cualquiera de las instancias de gobierno que le solicite el Consejo, conforme a los acuerdos que se adopten en su seno;

XI. Administrar la Red y coordinar el proceso de integración de inteligencia civil de carácter estratégico para la Seguridad Nacional;

XII. Brindar asesoría y prestar servicios en materia de control de confiabilidad a las Instancias y a otras instituciones y autoridades del Estado mexicano;

XIII. Desarrollar y prestar servicios académicos en materia de inteligencia civil para la Seguridad Nacional, y

XIV. Las demás que le confieran otras disposiciones jurídicas aplicables o le señale, en el ámbito de su competencia, el Consejo o el Secretario Ejecutivo.

En el ejercicio de las atribuciones propias de la producción de inteligencia y contrainteligencia, se entenderá que los servidores públicos del Centro actúan en cumplimiento de un deber jurídico, siempre que lo hagan conforme a las disposiciones aplicables.

Artículo 20.- Los mecanismos y las reglas para la selección, ingreso, nombramiento, capacitación, promoción, profesionalización y sanción del personal del Centro, así como de la organización y estructura del mismo se regirán por el Estatuto que al efecto expida el Presidente de la República. En éste se garantizarán los mecanismos de capacitación y promoción para la seguridad laboral, así como los estímulos requeridos para un servicio confiable, profesional y de calidad por parte del personal del Centro.

Artículo 31.- Al ejercer atribuciones propias de la producción de inteligencia y contrainteligencia, las instancias gozarán de autonomía técnica y podrán hacer uso de cualquier método de recolección de información, sin afectar en ningún caso los derechos humanos y las garantías para su protección.

Artículo 38.- La solicitud de autorización de intervención de comunicaciones deberá contener:

I. Los preceptos legales que la fundan;

II. El razonamiento por el que se considera procedente;

III. Una descripción detallada de los actos o hechos que constituyan algún obstáculo en los términos del artículo 5 de esta Ley. Dicha descripción omitirá datos de identificación de personas, lugares o cosas cuya difusión indebida, vulnere su seguridad o la investigación en curso.

No obstante lo dispuesto en el párrafo anterior, los datos de identificación omitidos en la solicitud, serán transmitidos a través de medios que cuenten con garantías de seguridad, certeza y confidencialidad, los que serán debidamente identificados y señalados por el juez mediante acuerdo reservado que recaiga a la solicitud. El expediente que se forme con este motivo, se manejará en sigilo y se guardará en el secreto del juzgado;

IV. El tipo de intervención y los sujetos de la misma, y

V. El lapso de vigencia de la autorización que se solicita.

Cuando sea necesario ampliar a otros sujetos la intervención, se deberá presentar una nueva solicitud.

Artículo 46.- Las empresas que provean o presten servicios de comunicación de cualquier tipo, están obligadas, en los términos de la autorización judicial correspondiente, a conceder todas las facilidades para la intervención de comunicaciones privadas y la entrega de los datos conservados, esto último en los términos de la Ley Federal de Telecomunicaciones, así como acatar las resoluciones por las que se autoricen las actividades materia del presente Título. El incumplimiento será sancionado en los términos de las leyes aplicables.

Artículo 51.-...

I. Aquella cuya difusión implique la revelación de normas, procedimientos, métodos, fuentes, especificaciones técnicas, tecnología o equipo útiles a la generación de inteligencia para la Seguridad Nacional, sin importar la naturaleza o el origen de los documentos que la consignen;

II. Aquella cuya revelación pueda ser utilizada para actualizar o potenciar un Riesgo o una Amenaza, o

III. Aquella que sea producto del intercambio de información de inteligencia con servicios homólogos extranjeros, y que haya sido transmitida al Gobierno Federal con un nivel de clasificación equivalente al de la información confidencial o reservada.

Artículo 53.- ...

El acceso a información en materia de Seguridad Nacional por parte de servidores públicos, deberá estar condicionado a su nivel jerárquico, a la necesidad de conocer la información con base en sus facultades, atribuciones o funciones, y a la certificación que en materia de control de confiabilidad les sea expedida por la Instancia a la que se encuentren adscritos.

Artículo 57.-…

I…

II. Conocer el proyecto anual de Agenda Nacional de Riesgos y Amenazas y emitir opinión al respecto;

III. a VIII…

IX. Conocer y opinar sobre la oportunidad de la emisión de la declaratoria y la prórroga a que se refiere el Título Séptimo de esta Ley;

X. Recibir y evaluar el informe que al término de la vigencia de la declaratoria formule el titular del Ejecutivo Federal; y

XI. Las demás que le establezcan otras disposiciones legales.

TÍTULO SÉPTIMO SEGURIDAD INTERIOR
CAPÍTULO I PROCEDIMIENTO PARA DECLARAR LA EXISTENCIA DE UNA AFECTACIÓN A LA SEGURIDAD INTERIOR

Artículo 68.- Para los efectos de este Título, se considera que afectan la seguridad interior, los actos o hechos que pongan en peligro la estabilidad, la seguridad, la paz o el orden en una entidad federativa, un municipio, delegación o región; y que la capacidad de las instancias competentes sea insuficiente o ineficaz para ejercer sus funciones y restablecer la normalidad.

Artículo 69.- Para declarar la existencia de una afectación a la seguridad interior, se observará el procedimiento siguiente:

I. La Legislatura o el Ejecutivo de una entidad federativa o del Distrito Federal que considere que existe una afectación en los términos del artículo anterior, presentará por escrito su solicitud de declaratoria al Secretario Ejecutivo, la cual deberá contener toda la información en que se sustente. Los ayuntamientos podrán solicitar la declaratoria por conducto de la Legislatura local o del Ejecutivo del Estado;

II. El Secretario Ejecutivo integrará el expediente respectivo con la información recibida. Cuando requiera información adicional, podrá solicitarla a las autoridades correspondientes;
III. Integrado el expediente, el Secretario Ejecutivo convocará de inmediato al Consejo para analizar y evaluar:

a) La magnitud de la afectación a la seguridad interior;

b) La capacidad de las instituciones competentes para ejercer sus funciones de manera suficiente y eficaz;

c) Las acciones o medidas a implementarse y su temporalidad; y

d) Las instituciones que deban brindar el apoyo solicitado.

IV. El Secretario Ejecutivo elaborará acta circunstanciada de las deliberaciones y acuerdos del Consejo, así como el proyecto de declaratoria de afectación a la seguridad interior. La declaratoria deberá contener:

a) Las directrices, las instancias que colaborarán y el responsable de la coordinación de las fuerzas federales que intervendrán;

b) La determinación de la temporalidad de las acciones;

c) El ámbito de actuación geográfica y su alcance material; y

d) La convocatoria a la sociedad en general para colaborar con las acciones derivadas de la ejecución de la misma.

En ningún caso la Declaratoria implicará la suspensión, restricción o limitación de los Derechos Humanos y sus Garantías, previstos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte.

V. El Secretario Ejecutivo remitirá el proyecto de declaratoria al Presidente de la República para su aprobación, así como a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, quien revisará la constitucionalidad de la misma. Las Cámaras del Congreso podrán ejercer sus funciones legales de control político;

VI. Si lo considera procedente, el Presidente de la República emitirá la declaratoria de afectación a la seguridad interior y dispondrá de la Fuerza Armada permanente para que actúe en auxilio de las autoridades civiles competentes que así lo requirieran;

VII. La declaratoria se publicará en el Diario Oficial de la Federación, será de orden público y de interés social, en ningún caso podrá ser por tiempo indefinido ni suspenderá o restringirá el ejercicio de los derechos humanos y sus garantías establecidos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos;

VIII. El Secretario Ejecutivo informará de la declaratoria a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y a los organismos de protección de los derechos humanos en las entidades federativas, para que ejerzan sus facultades y atribuciones en materia de promoción y protección de los derechos humanos;

No procederá la declaratoria de afectación a la seguridad interior, cuando la solicitud tenga su origen o causa en el cumplimiento a requerimientos o resoluciones emitidas por autoridades administrativas o del trabajo; tampoco procederá por acciones relacionadas con movimientos o conflictos de carácter político, electoral o de índole social.

Artículo 70.- La vigencia de la declaratoria podrá prorrogarse o modificarse mientras subsistan las causas que le dieron origen, lo solicite la autoridad local y se substancie el procedimiento previsto en el artículo anterior.

Atendida la afectación, el Presidente de la República emitirá el acuerdo de conclusión correspondiente y dentro de los treinta días siguientes enviará a la Cámara de Senadores un informe sobre el resultado de las acciones efectuadas. En el mismo término la Comisión Nacional de los derechos Humanos informará sobre las quejas recibidas y las recomendaciones emitidas.
CAPITULO II DE LA INTERVENCIÓN DE LAS AUTORIDADES EN UNA AFECTACIÓN A LA SEGURIDAD INTERIOR

Artículo 71.- En toda operación para atender una afectación a la seguridad interior, las autoridades participantes actuarán de conformidad con las atribuciones que legalmente les correspondan, y atendiendo las directrices contenidas en la declaratoria.

Artículo 72.- Las fuerzas federales se coordinarán con las autoridades civiles locales y estarán subordinadas al orden jurídico establecido en la Constitución, las leyes que de ella emanan y los tratados internacionales suscritos por los Estados Unidos Mexicanos.
En las tareas de auxilio de la Fuerza Armada permanente a que se refiere este título, las conductas que sus miembros realicen y pudieren ser constitutivas de delito que afecten a personas civiles, serán perseguidas y sancionadas por los tribunales competentes con estricta observancia a los principios de objetividad, independencia e imparcialidad, y de conformidad con lo dispuesto por los artículos 13 y 133 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Artículo 73.- En las operaciones en que participen de manera conjunta la Fuerza Armada permanente y agentes de las instituciones de seguridad pública, éstos últimos serán los responsables de hacer del conocimiento de la autoridad competente los hechos, transmitiéndole todos los datos que tuvieren y poniendo a su disposición a los inculpados, si hubieren sido detenidos.

Artículo 74.- Las instancias que participen en la atención de una afectación a la seguridad interior, tendrán acceso a la información con la que cuente la Red y el Centro Nacional de Información que prevé la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Artículo 75.- En caso de que la autoridad responsable de la coordinación de las fuerzas federales estime necesarias medidas cautelares, providencias precautorias o técnicas de investigación, hará el requerimiento respectivo por escrito al Ministerio Público que corresponda.

El Poder Judicial de la Federación resolverá sobre las solicitudes del Ministerio Público señaladas en el párrafo anterior en un plazo que no exceda de 12 horas a partir de su presentación.

Artículo 76.- El personal que participe en la atención de una afectación a la seguridad interior, por lo que hace a su desempeño, desahogará sus testimonios ante las autoridades ministeriales o judiciales en la forma prevista en el artículo 21 de esta ley.

Artículo 77.- El personal de las instituciones de seguridad pública y de las que conforman la Fuerza Armada permanente, dentro de la temporalidad y ubicación geográfica señaladas en la declaratoria, deberán respetar los derechos humanos y las garantías de las personas conforme al protocolo que se establezca para tal efecto, que entre otras cosas deberá contener:

a) Mecanismos de identificación de los efectivos de las instituciones que participen en las acciones de la declaratoria, y

b) Principios de racionalidad, proporcionalidad, profesionalismo, honestidad y uso legítimo de la fuerza.

Artículo 78.- La información contenida en las averiguaciones previas que se inicien con motivo de la declaratoria de afectación a la seguridad interior, podrá ser utilizada en las tareas de inteligencia y contrainteligencia previstas en esta Ley. El Ministerio Público tiene la responsabilidad de procesar esta información guardando el sigilo o la reserva establecidos en las leyes.

TRANSITORIOS

ARTÍCULO PRIMERO.- El presente Decreto entrará en vigor al día siguiente de su publicación en el Diario Oficial de la Federación.

ARTÍCULO SEGUNDO.- Se derogan todas las disposiciones que se opongan a lo establecido en el presente Decreto.

ARTÍCULO TERCERO.- Las referencias hechas a la seguridad nacional y a la seguridad interior en otros ordenamientos, se entenderán en los términos previstos en la presente Ley.

ARTICULO CUARTO.- Las operaciones que a la entrada en vigor del presente Decreto desarrolle la Fuerza Armada permanente por alguna de las causas a que se refiere esta Ley, continuarán llevándose a cabo siempre que se observe el procedimiento previsto en el artículo 69 dentro de los 90 días naturales siguientes a la entrada en vigor del presente Decreto. En caso contrario las operaciones deberán cesar de inmediato.

ARTICULO QUINTO.- El Congreso de la Unión deberá emitir la Ley para el Uso Legítimo de la Fuerza en un plazo no mayor a doce meses a partir de la entrada en vigor del presente Decreto.

PALACIO LEGISLATIVO DE SAN LÁZARO.- MÉXICO, DISTRITO FEDERAL, A ________DE _______DE DOS MIL DIEZ.