miércoles, 1 de abril de 2009

Un hombre de su tiempo


Aunque a menudo la memoria popular guarda de un líder, aun de los más extraordinarios, el recuerdo de una única acción, frase o idea, un hombre es siempre muchas cosas: Raúl Alfonsín fue católico, chascomusense, hincha de Independiente, buen lector, abogado con inclinaciones politológicas y, sobre todo, dirigente de la Unión Cívica Radical. Un hombre de partido.


Por: José Natanson


Origen político. Había nacido el 12 de marzo de 1927. De padre comerciante y madre ama de casa, descendiente de gallegos republicanos y alemanes, estudió en la Escuela Normal de Chascomús y en el Liceo Militar, y más tarde se recibió de abogado en la Universidad de La Plata. Pero lo suyo sería siempre el comité, la lista y la elección. Alfonsín realizaría, prolijísimo paso a paso, el cursus honorum que en tiempos pre videopolíticos marcaba el ascenso o el ocaso de cualquier biografía: concejal durante el primer peronismo, diputado provincial durante la Revolución Libertadora y diputado nacional en tiempos de Arturo Illia.

A comienzos de los Â’70, Alfonsín era ya el principal referente de las corrientes progresistas del radicalismo. En un clima de creciente polarización, con las organizaciones guerrilleras asestando sus primeros golpes y las fuerzas paragubernamentales de derecha cerrando el cerco represivo, Alfonsín descartó la opción armada y orientó su energía política al partido. En 1972 creó el Movimiento Renovación y Cambio y pocos meses después fue derrotado por Balbín, que se alzó con la candidatura presidencial para los comicios del año siguiente. Antiperonista de izquierda, Alfonsín rechazó el planteo de unidad nacional con el peronismo impulsado por el viejo líder y se afianzó como el conductor del polo antibalbinista de la UCR, con un discurso que defendía la democracia social y hasta la reforma agraria.


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