El veredicto es inesperado, al entrar en salón juraban estar seguros de la culpabilidad del acusado, al salir ya no piensan igual; la intolerancia y la discriminación se quedan encerradas en las cuatro paredes del recinto, finalmente la razón prevalece a pesar de las diferencias.
Sorprendente la participación de la población con plaza llena y con entuciasmo el público se entregó a Ignacio López Tarso.
Sorprendente la participación de la población con plaza llena y con entuciasmo el público se entregó a Ignacio López Tarso.
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