
El libro del fotógrafo serrano muestra episodios alegres y de placidez ensoñadora, pero también descarnada y vibrante de una cotidianidad inexorable
Niños y ancianos son los mejores modelos, todos los fotógrafos lo saben y a Ramiro Reyna no se le olvidó en su libro Tlacotepec, cuyos créditos son para el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, el Instituto Guerrerense de la Cultura, el Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias 2007, la agencia fotográfica Cuartoscuro y la Legislatura local pasada.
La obra se compone de tres partes, la primera dedicada a mostrar la pobreza en la que viven los niños de la sierra del estado, la segunda dedicado a la naturaleza, con énfasis en la flor que ha hecho popular a Guerrero, la amapola, y la tercera con adultos de diversas edades y algunas fiestas populares. Detalles.
Niños y ancianos son los mejores modelos, todos los fotógrafos lo saben y a Ramiro Reyna no se le olvidó en su libro Tlacotepec, cuyos créditos son para el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, el Instituto Guerrerense de la Cultura, el Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias 2007, la agencia fotográfica Cuartoscuro y la Legislatura local pasada.
La obra se compone de tres partes, la primera dedicada a mostrar la pobreza en la que viven los niños de la sierra del estado, la segunda dedicado a la naturaleza, con énfasis en la flor que ha hecho popular a Guerrero, la amapola, y la tercera con adultos de diversas edades y algunas fiestas populares. Detalles.
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