sábado, 23 de mayo de 2009

Cinco compadres neoliberales

MANÚ DORNBIERER
Cinco compadres neoliberales

Cuando estuvieron juntos en Davos el pasado enero chacotearon y se divirtieron como chamacos, rememorando añejos y falsos pleitos políticos entre miembros del PRIAN. Dos presidentes de México, uno sospechoso y otro espurio, ambos naturalmente “gatos” del neoliberalismo que les paga y que tratan de reestablecer no obstante la debacle económica que ocasionó, una de las peores de la historia.

El sospechoso Zedillo es rico, protegido y consentido miembro del establishment gringo. El espurio Calderón asimismo trabaja desesperadamente para agradar al neolibealismo que se niega a morir y cada día sirve mejor los intereses de lo peor del bushismo, sobre todo desde que le quitaron a Mouriño y ya no está tan comprometido con España. Les obsequió la guerra contra el narco que por lo pronto le cuesta a México fortunas enormes y 10 mil muertos ya y –solicitemos información– colosales cantidades de dinero en época de vacas flacas.

Además acaba de montarle a sus amos un ensayo experimental sociológico para preparar a base de terrorismo biológico una guerra que posiblemente se abatirá sobre el planeta si no se logra revertir la crisis económica y las poblaciones se alebrestan. Aquí, pemítaseme un espacio para corregir mi error en un articulo anterior: En 1918 no pudo darse la guerra biológica, era demasiado temprano, pero sí el contagio estratégico entre personas, específicamente soldados, para ocupar y apaciguar a millones de desesperados tras la guerra de 1914-18. El primer caso se dio en Missouri aunque le llamaron “gripa española”.

En estas dos aportaciones calderónicas, Felipe obtuvo el título de “príncipe valiente del imperio” en la primera y en la segundo nada menos que el de “salvador de la humanidad “porque dice haber evitado 30 millones de muertes por influenza producida por un virus que, se ha insistido, no es letal.

UN ENSAYO NEOLIBERAL

Para esta segunda prueba de sometimiento, no le importó paralizar toda actividad durante dos semanas dañando económicamente a toda la población a grados inauditos que el Inegi debería evaluar si no estuviera dirigido por Sojo, otra tapadera de la incompetencia y/o mala fe panista. Desde luego las mayores víctimas del título que se adjudicó el pueril Calderón de “salvador de la Humanidad” y la detención por pánico de toda actividad, fueron la industria turística y la porcicultura. El ignorante Córdova, médico de Fox, enemigo de la píldora y del condón, que impuso como secretario de Salud, hubiera sido despedido por su ignorancia y pésimo manejo de la supuesta pandemia, empezando por el nombre de “gripa porcina” que demasiado tarde cambió a “influenza humana”, ya que los útiles y puercos mexicanos (no me refiero desgraciadamente a los políticos) fueron rechazados en el mundo entero y cayó su venta. Hoy, demasiado tarde la propaganda de la secretaría de Salud en los medios explica que nada tiene que ver la carne de cerdo con la influenza humana. ¿Por qué no lo pensó y dijo antes? Qué diferencia de este Córdova con la secretaria de salud de Indonesia que ante un caso de dizque pandemia decretada por la Organización Mundial de la Salud, OMS, le demostró la falsedad de su postura y se negó a cerrar y a dañar a su país. La cardióloga Supari, aún en funciones, descubrió –qué raro–, que la OMS utiliza sólo laboratorios neoliberales para los estudios de pandemias y luego envía los resultados a su patrón el gobierno de Washington.

En México en las últimas semanas, sólo los fabricantes de “bozales” ganaron dinero y desde luego los fabricantes de medicinas. A propósito, los primeros causaron daño físico –y moral desde luego– a todo un sector de mexicanos que brindan servicios ya que sus empleadores los obligaron a hacer lo que decía el gobierno, a usar los primitivos tapabocas que según opinión médica, sobre todo en ambientes húmedos, se convierten en trampas de gérmenes, y recipientes de Co2. Los prestadores de servicios fueron obligados a respirar su propio bióxido de carbono durante horas y a sentirse “sucios y peligrosos” frente a los que servían. Más detalles.

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