lunes, 9 de noviembre de 2009

El Muro de Berlín: a 20 años


Hace dos décadas, la demolición del Muro de Berlín generó esperanzas mundiales de una nueva época de paz y convivencia pacífica entre los países de la comunidad mundial, de democracia, pluralidad y tolerancia. El derribo de esa línea divisoria, emblemática de la escisión del mundo en dos bloques geopolíticos, ideológicos y económicos, hizo pensar a muchos que los conflictos, particularmente los armados, perderían su razón de ser, y no faltaron los que ganaron celebridad momentánea pregonando que había llegado "el fin de la historia", en el sentido de una lucha entre las dos grandes visiones: izquierda y derecha.

En el terreno económico cabe comentar que si bien el llamado "socialismo real" había venido mostrando su agotamiento desde los años 70 y ese agotamiento devino colapso en las dos décadas siguientes, lo que vendría a ser el capitalismo real es decir, el neoliberalismo depredador, corrupto e irracional que se impuso como modelo al mundo por la "revolución conservadora" que encabezaron Margaret Thatcher y Ronald Reagan se encuentra ante la evidencia catastrófica y devastadora de su propio agotamiento.

En suma: la caída del Muro de Berlín fue un hecho histórico de trascendencia innegable, con algunas consecuencias positivas en especial, para las sociedades de Europa oriental y otras terriblemente negativas para el conjunto de la humanidad, incluida Europa del este, pero de ninguna manera marcó, como llegó a formularse entonces, el triunfo definitivo del capitalismo sobre el socialismo ni el final de una confrontación Este-Oeste que es mucho más vieja que la conformación de la Unión Soviética y del pacto de Varsovia y que, tras la desaparición de la construcción berlinesa, ha ido encontrando otros cauces.

La Jornada / TeleSUR

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