jueves, 12 de noviembre de 2009

Los electricistas conquistan la calle

En mítines y marchas trabajadores despedidos llaman a la población a informarse mejor

"Se está dando una alianza obrero-universitaria", dice el viejo líder magisterial García Solís

Blanche Petrich

Periódico La Jornada



Jueves 12 de noviembre de 2009, p. 9
Mitin central en el Zócalo de la ciudad de México, que formó parte del paro cívico nacional convocado por el Sindicato Mexicano de Electricistas Foto Francisco Olvera
Empezaron el día con la convicción de que, por esta ocasión, les tocaba conquistar las calles. A los jubilados del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) les tocó acudir a las escalinatas de la Comisión Federal de Electricidad, a espaldas de la Torre Mayor, para hacer conciencia entre los oficinistas que entraban apresurados a las ocho de la mañana. A los trabajadores de la gerencia de construcciones de Azcapotzalco les tocó brigadear en Naucalpan y Atizapán.

Hubo decenas de cuadrillas que desde las siete de la mañana llegaron a sus centros de trabajo para colocar las banderas rojinegras, mismas que fueron retiradas por la Policía Federal en cuanto los electricistas dieron la media vuelta.

El sector femenil del SME pasó la mañana marchando de la colonia Santa Julia a la Tabacalera para llegar a la glorieta de Insurgentes y regresar a Reforma llamando a la población: “No pagues la luz, baja el switch”.

Entre el ajetreo urbano y la indiferencia de la mayoría transcurrió la jornada del paro cívico nacional de los electricistas, que intentaron demostrar la fuerza ante el discurso oficial, que no ceja en su agresividad, y probar la solidez de sus alianzas con otros sectores del sindicalismo y del movimiento popular.

Rechazo de unos, apoyo de otros

Entre mitin y marcha, moviéndose de un lado a otro, las brigadas y contingentes repartían volantes en mercados y entradas del Metro, paraderos de autobuses y cruceros. Al mismo tiempo iban tomando la temperatura del ánimo social. Sobre San Cosme, un conductor les gritó: "¡Parásitos!" No dio la cara.

Los electricistas del sector Azcapotzalco, que se encaminaban hacia el portón de la Escuela Nacional de Maestros, donde se reunían los contingentes de docentes y politécnicos, escucharon la ofensa: "Así ha sido todo el día, unos nos rechazan, otros nos escuchan. No son muchos los que insultan, pero simplemente la indiferencia con la que nos reciben el volante dice mucho. Y se siente gacho".

Otro intervino: "Pero están los que nos animan y nos apoyan. Nos hemos encontrado con el descontento de muchos".

Se detuvieron a echar un taco en un puesto callejero mientras se congregaba el resto de su contingente, que haría el recorrido hasta el Zócalo.

"La población está dividida. Pero ese es el chiste del brigadeo. Hay que exhortar a las personas a que se informen mejor y equilibrar lo que se dice en los medios."

Como si fuera un diálogo concertado, en el pequeño televisor portátil del taquero empezó el noticiario de Tv Azteca. Con tono de alarma se dio cuenta de "la agresión" sufrida por sus reporteros mientras cubrían el mitin de la dirigencia del SME frente a la sede de Luz y Fuerza, en Marina Nacional, y el "ataque" a su unidad móvil por parte de la turba descontrolada. Imágenes aéreas y escenas confusas apoyan la "información" de la televisora.

Radio y televisión golpearon al SME a lo largo de todo el día. "Mientras estábamos en el mitin de Atizapán, en la radio dijeron que habíamos ido por despensas. Puras pinches mentiras", se exasperan los trabajadores.

Desde los primeros minutos de la jornada, para la dirigencia del SME fue patente su preocupación por contener las protestas contra los informadores. En cada uno de los mítines los oradores subrayaron la distinción entre los trabajadores y los propietarios de los medios de comunicación.

Pero nunca faltan los provocadores y hubo reporteros que iban, precisamente, a la caza de esos momentos de exaltación. También en los quioscos había impresos que con sus encabezados se sumaban al pleito. "SME sale hoy a defender sus privilegios", decìa la principal de un matutino. Un vespertino cabeceaba: "Electrocuta el SME al DF".

Más allá de la danza de cifras, que siempre serán exageradas por los protagonistas y minimizadas por las autoridades y los locutores que anticipan su fracaso, dos voces con experiencia de décadas en estas lides de la lucha social dialogan en plena plancha del Zócalo.

Habla Iván García Solís, un histórico del movimiento magisterial: "Aquí se está dando una alianza obrero-universitaria. Lo nuevo es que en este caso, a diferencia de los despidos contra los líderes de la disidencia de ferrocarrileros o maestros en el pasado, ahora estamos por primera vez frente a un despido masivo: 44 mil trabajadores de un plumazo".

Mario Saucedo, líder de una corriente perredista, compara este paro cívico con su antecedente, el de 1983 del Frente Nacional de Defensa al Salario y Contra la Carestía. "Éste tiene un contenido mucho más clasista, porque es la respuesta a un golpe contra el sindicalismo y el empleo. A diferencia del paro de hace 26 años, éste tiene una perspectiva de crecimiento mucho mayor".

Tres horas después de la entrada del primer contingente al Zócalo, arribó el último, el cabús de la movilización, seguido por los policías y los barrenderos que cerraron la marcha y no precisamente con broche de oro.

Los empleados de los comercios del Centro Histórico volvieron a subir las cortinas metálicas. Para la ciudad y el paro cívico llega la hora de hacer el balance de la jornada.

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