lunes, 2 de noviembre de 2009

Aloja Taxco obra única del siglo 18 dedicada al rey Carlos III


La Jornada Guerrero. Corresponsalia
Foto: El túmulo funerario del rey de España.

En la pieza retoman caída del reinado español con la aparición del escudo mexicano

La ofrenda explica el significado de la muerte con elementos europeos entre lo pagano y religioso

Taxco, 1º de noviembre. El túmulo funerario del rey Carlos III de España construido en el siglo 18, que se encuentra en Taxco, es pieza esencial de la descripción de la muerte por su confluencia entre lo pagano y lo religioso, que lo convierte en un monumento único en América Latina.

Esta ofrenda mortuoria se ubica en el museo de Arte Virreinal, consta de una forma piramidal que representan las tres partes escenciales de la vida del hombre, con la connotación sacro en forma de prisma escalonado de cuatro caras.

Sobre ella hay una iconografía con la presencia de la corona española y el fin del reinado con la aparición del escudo del águila en un nopal tragándose a una serpiente del siglo 18, donde también aparece Carlos III.

En una segunda fase se localiza la muerte y la tercera el alma o la asunción de José de la Borda, benefactor de Taxco y constructor de la iglesia de Santa Prisca y San Sebastián, que culmina con el ave fénix del alma, que significa trascender sobre todas las cosas.

Esta pieza es única en América Latina por su contenido iconográfico, estético, histórico, sacro y social de rendir culto a la muerte en el real de minas Taxco, que tiene una altura de cuatro metros y un ancho de dos metros cuadrados.

Cada uno de los cuatro lados mide 1.40 metros de altura por dos de ancho, mientras que los dos restantes son de 1.80 metros y 1.50 metros.

Cuenta con cuatro lados que describen a José de la Borda en estado del alma. El resto del monumento es el significado de aquella época, de la muerte como un efecto absoluto del paso por la humanidad, la cual fue representada con los acontecimientos de distintas épocas.

Este tipo de altares funerarios fueron utilizados en la época virreinal en la Nueva España, como parte de los rituales católicos, que se convertían en ceremonias funerarias dedicadas a los difuntos europeos, criollo o indígenas de alta jerarquía.

Desde el siglo 16 en la parte del virreinato de México, aparecieron los llamados túmulos funerarios que fueron altares para servir exclusivamente en las honras de los difuntos.

El altar dedicado a Carlos III y José de la Borda fue construido de lienzos de materiales perecederos de la época: madera, telares pintados, candelabros y recipientes para contener adornos florales, aceites, aromas, vino y agua que le acompañó a los muertos.

El túmulo fue encontrado en la bodega de la iglesia de Santa Prisca durante su restauración en 1988, que después pasó al museo de Arte virreinal por instrucciones del entonces gobernador Francisco Ruiz Massieu.

Según el director del museo, Saturnino Abarca Villada, este monumento histórico describe la cultura de aquella época y el simbolismo que existe con la muerte, desde los elementos europeos más que indigenistas.

Abarca Villada dijo que a pesar de que el altar fue pintado por varios artistas que hasta el momento se desconoce su autoría, conecta con la vida y obra de los personajes que dan testimonio de la historia de Taxco.

Explicó que los cuerpos son interpretaciones religiosas a cerca de la muerte y hacia dónde nos lleva, que trae incrustaciones en latín con leyendas sobre el arte mortuorio.

Agregó que en el altar aparece un cuerpo de un ángel que anuncia cada uno de los importantes acontecimientos relacionados con ellos y la fuerza que tiene sobre la vida de los hombres.

Dijo que en todo el túmulo, la muerte aparece en cada uno de los cuatro lados y la importancia que se le dio sobre la muerte.

Informó que la creación recorrió los países de Estado Unidos, Alemania y España donde quedaron impresionados de la existencia de un túmulo de Carlos III que no existe en otra parte más que en Taxco, de la pompa fúnebre y el duelo en el momento de su celebración luego de haber muerto.

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