jueves, 22 de octubre de 2009

Golpes anunciados, Ni depresión ni enojo, conciencia y acción.Julio Hernández López

Golpes anunciados

Ni depresión ni enojo

Conciencia y acción
La Jornada / Julio Hernández López
No es un asunto de enojos, asombros o voluntarismo, como si la aprobación de nuevas formas de opresión fiscal selectiva proviniese de un accidente impensable o de un imprevisto cambio de ruta a última hora. Las camarillas de diputados dominantes han respondido puntualmente a los intereses que las cohesionan y las llevaron a las curules, en una natural continuidad del proceso de desmantelamiento del país y de consolidación de privilegios y excepciones. Los encaramados en el poder han hecho lo que deben hacer, es decir, aquello para lo cual fueron llevados adonde están, así en estos días vayan a jugar a las diferencias de forma, a los litigios menores, a las correcciones/concesiones; así parezca que pueden darse diferendos entre el rendido salinismo de Paco Rojas en San Lázaro y el calculador salinismo esquivo de Manlio Fabio Beltrones en el Senado; así Cesarín Nava plantee fórmulas cómicas de pleito ratero al PRI porque éste habría aprobado puntos hacendarios "insuficientes" y erróneos; así aparezcan profesionales de las derrotas a buen precio como Ortega cuyo chuchismo se deslinda de tomas de tribuna, colabora a que el itinerario legislativo programado siga su curso y luego se declara indignado por los aumentos aprobados, en parodia infame sorjuanista, como si no fuera ocasión de lo mismo que acusa.

El prianismo cree haber tomado la medida a la oposición "de izquierda" y a los movimientos sociales. Ya no hay prudencia ni cierto recato útil: los golpes han de ejecutarse como van, con todo, y sin ver hacia atrás. El punto clave se ha dado con las maniobras fascistoides contra el Sindicato Mexicano de Electricistas, en una sublimación del manejo mediático sucio, atropellando abiertamente Constitución, leyes y sentido común, escribiendo con letras de oro en el muro de la ignominia la frase rectora del entender y el proceder gubernamentales: haiga sido como haiga sido, es decir, haiga de ser como haiga de ser. La primera etapa del calderonismo transitó del fraude electoral a los comicios de julio pasado, en que el PRI asumió el control de un tambaleante gobierno federal humedecido. La segunda etapa, ya de cogobierno PRI-Salinas y PAN-Calderón, despegó con el golpe a los electricistas, continúa con la aprobación de los impuestos ya encarrilados ayer y se afianza mediante la designación de cargos repartidos con sentido bipartidista de botín, tanto en el IFAI ya abiertamente desnaturalizado con sus dos nuevas integrantes (aunque ese camino era evidente desde tiempos de Alonso Lujambio, que luego confirmaría su dependencia del felipato al ser designado en la SEP), como en la CNDH, en la sustitución de ministros de la Corte que por edad se retiran, en las renovaciones escalonadas de consejeros del terriblemente deslegitimado IFE...

Es un proceso anunciado de expropiación de lo público para ser puesto al servicio de los aliados bipartidistas (con migajas para el perredismo chucho y otros miembros de la servidumbre partidista). Y, frente a ello, las quejas, la iracundia provisional, los reclamos al aire y los arranques de revolucionarismo circunstancial no hacen más que prestarse para desahogos individuales de conciencia e improductivos análisis superficiales (algunos de ellos adecuadamente utilizados para hacer como que se atiende a los inconformes, en una especie de judo político). Nada cambiará si no hay organización y acción políticas, si el peso de quienes se oponen a lo que sucede en el país no es colocado en la balanza de las decisiones y es tomado en cuenta conforme a ese significado y a esa representatividad. Cierto es que anuncios de barbarie electorera como la reposición del FAP y la designación de Manuel Camacho como coordinador mellan el ánimo e instalan preocupantes suspicacias y fundados temores, cierto es que buena parte de la capacidad de movilización de esa izquierda social ha sido delegada a personajes emblemáticos pero no infalibles, y que las "estrategias" de protesta o resistencia han sido recurrentes y solamente eficaces en términos de sobrevivencia de ese movimiento, pero la embestida de la derecha fascistoide y el priísmo salinista obliga a luchar cada cual desde su trinchera por detener el camino de voracidad criminal que está terminando con la viabilidad de nuestra nación. No es asunto de indignaciones o depresiones, sino de conciencia y acción. Más detalles.

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