Una confrontación no tan pacífica
Los estudiantes de las
escuelas de cine, unidos, habíamos organizado la proyección de distintos
materiales informativos del movimiento #YoSoy132 y videos que
consideramos no tienen difusión en los medios de comunicación, como Romper el cerco, documental sobre los hechos sucedidos en San Salvador Atenco.
Justo antes de dar inicio la proyección, recibimos información vía
Twitter, de la absurda cantidad de camiones con gente acarreada del PRI y
porros que habían llegado. También nos enterábamos que jóvenes de
nuestro movimiento sufrían de ataques y violencia dentro del estadio.
Algunos nos asustamos. Otros preferimos pensar que era una estrategia de
intimidación. Sometimos a votación entre los presentes la idea de
quedarnos a ver el documental, o irnos para no caer en provocaciones. La
mayoría votamos por permanecer ahí, todos juntos, y continuar con la
proyección como estaba planeado. Queríamos difundir los videos y
documentales más allá de las redes sociales y YouTube. Pero pronto nos
golpeó la realidad, la compra de acarreados de la política mexicana, la
división brutal y hostil que está tan en el aire en estos días.
Los porros de Peña Nieto salieron del estadio. Se acercaban en grupo
hasta donde estábamos, sentados, pacíficos. Gritaban consignas,
brincaban. Los granaderos rápidamente hicieron un cerco y formaron una
barrera que posiblemente evitó el choque. Vino una orden directa:
Desalojen, porque de todos modos los vamos a desalojar
Me queda una sensación agridulce. Me llenó de alegría la gente que se
acercó a nosotros, preguntó, se sentó a mirar y a escuchar cosas que
normalmente no puede. Me llenan de tristeza los acarreados, la compra de
tiempo y de voces ilegítimas, el clima de violencia dormida, pero que
puede en cualquier momento despertar.
Alejandro Iglesias Mendizábal
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