Carta a mi amiga Josefina
Por Nina Fernández de la Garza*
Querida Josefina,
Toda mi vida he votado por el PAN. Había creído, y
lo sigo creyendo, que el PRI es una forma de hacer política que no se
merece este país, mi querido México. Voté por Maquío, voté Fox y voté
por Calderón; y lo había dicho con orgullo. En público y en privado.
Créeme que te he escuchado, y mucho. Te he
analizado a fondo, te he apoyado con mi grupo de amigas, con mi familia
y en mi trabajo. He sido tu seguidora desde la precampaña, y hasta te
he acompañado a tus mítines en ciudades y estados vecinos.
Pero después de 3 meses hay cosas que simple y
sencillamente ya no me cuadran. Que la fe no me alcanza para pensar que
ahora, a escasas horas de que termine la campaña, realmente merezcas
mi voto y el de algunos mexicanos y mexicanas que aún te apoyan. Te
escucho, y como siempre, quisiera creerte. De verdad. Pero ya no sé si
puedo:
Prometes que ahora sí, después de 12 años, el PAN
combatirá a los monopolios y a los grupos de poder que tienen en los
últimos niveles de competitividad al país. Los que no nos dejan
competir con China o Brasil. Sin embargo, en los hechos amiga, utilizas
los jets privados y los recursos económicos que los propios monopolios
te prestan para hacer campaña a lo largo y ancho del país. Tienen
razón, es difícil creer en una Candidata que antes de ser electa, ya
les debe muchos favores y que gracias a éstos, no tendrá la autoridad
moral para poner en orden la casa. Me molesta aceptarlo, pero AMLO sí.
Quizá ignorar esto, y me fui a tus propuestas.
Presumes repetitivamente tus logros como parte de tu paso por la
SEDESOL. Pero sabes, por más que le busco, no he podido encontrar
alguna evidencia, algún dato que lo demuestre. Seamos honestas Jose, no
se pudo combatir la pobreza, ni se logró abatir la desigualdad, ni se
lograron las metas en pisos firmes o en la regeneración de espacios
públicos. Es más, ni siquiera se logró mejorar la seguridad o la
cobertura de las estancias infantiles, y por el contrario, ahí está el
caso de la guardería ABC, en el que a pesar de que me encantaría
creerte, cada vez se me hace difícil que no tengas alguna
responsabilidad al respecto. Me duele amiga, pero tu paso por esta
dependencia fue gris y no hay muchos logros con los que pueda
convencer. Del otro lado, y aunque me choca, hasta la propia OCDE y la
ONU demuestran que AMLO sí.
Prometes que ubicarás a la educación como punta de
lanza del país. Lo dices muy bonito en los debates, en los que por
cierto, has mejorado muchísimo y te felicito. Pero para convencer con
hechos, busqué que hayas demostrado con claridad que eras enemiga de
Elba Esther, y ¿qué me encuentro, Jose? Que la llamas comadre, mi
cómplice, mi socia, “mi amiga”. Desesperada, busqué tu equipo a tu
paso por la SEP y me encuentro que el yerno de esa señora fue tu
Subsecretario, y que todo mundo decía que era tu preferido. Frustrada,
busco en Internet evidencia de mejora en educación, algún dato para
presumirte. Pero todos dicen lo contrario: que el país está a la
deriva. Busco razones para convencer a mis conocidos, y todos me
responden que si no vi la de Panzazo. Quise creerte amiga, pero la
verdad no representas un reto para Elba Esther. AMLO sí.
No me desanimé y seguí buscando. Analizando,
escuché que te presentas como alguien con mucha experiencia gobernando.
Te creí y busqué cuántas campañas habías ganado. Cuántos puestos de
elección habías logrado por tus propios méritos. ¿Y qué me encuentro,
amiga? Que cuando fuiste Diputada, fuiste pluri. Y aunque me duela, es
verdad lo que dice Roberto: no conoces la responsabilidad de estar al
frente en el Ejecutivo; pues nunca has sido ni Alcaldesa ni tienes
logros qué presumir gobernando una entidad federativa.
Sorprendentemente, y nos guste o no, con dos títulos de Mejor Alcalde
del mundo en su equipo, AMLO sí.
Ahora sugieres la idea de que por ser mujer, nos va
a ir mejor en caso de que tú seas Presidenta. Lo dices en todas
partes, y para serte franca, al principio me encantó. Creí que era lo
que hacía falta. Como loca empecé a buscar datos para demostrárselos a
todas mis amigas pensando que con eso finalmente iba a convencer a
muchas; pues todas somos mamás, hijas y hermanas. Pero sabes, después
de buscar y buscar como no tienes idea, nunca pude encontrar alguna
propuesta, algún discurso, algún punto en el que antes de ser candidata
defendieras a las mujeres. No encontré ninguna propuesta de género, de
equidad sexual, o contra el maltrato, la violencia y la discriminación
laboral y social de la que, no nos hagamos amiga, aún somos víctimas
las mujeres. Me duele, pero después de investigar tu labor, he
terminado por aceptar que ni hay sustento para creer que nos irá mejor a
todos, ni lo hay en lo particular para las mujeres. Es una pena, pero
a pesar de ser hombre, en esta materia, con AMLO sí.
Cuando ya no pude encontrar mucho sustento, empecé a
defender al Partido. A Felipe, no le ha ido tan mal, pensé, así que la
continuidad tiene que ser un argumento. Comencé a buscar logros, de
esos que uno puede sacar en la mesa. Que hay estabilidad
macroeconómica. Que hay millones en reservas. Que ya no se devalúa el
peso. Me duele, pero te juro que no pude convencer a nadie con ellos
porque la mitad de los electores, mis hijas incluidas, ni siquiera
entienden la magnitud de esto porque nunca han vivido con un Presidente
del PRI. El resto, en mi trabajo por ejemplo, me cuestionaron de
inmediato que muchos de esos “logros” ni son del PAN, y que por el
contrario, son más producto de la suerte y otros tantos de la autonomía
del Banco de México.
Por si fuera poco, me preguntan que si quiero
seguir pagando por colegiaturas tan caras sabiendo que mis hijos
probablemente ni encontrarán dónde trabajar o por cuánto. Me preguntan
qué se siente que mi primo Mario, sin palancas, no haya podido
encontrar trabajo porque “ya tenía 47 años” o qué se siente que a mí
no me hayan dado crédito en el banco para pagar el recibo de gas que no
me dejó seguir con mi sueño de la pastelería.
Tienen razón. Me encantaría creer que tú Jose eres
“diferente”, pero a muchos no se les olvida que por haber sido
Diputada, y sobre todo, por haber estado en el Gabinete de Fox y en el
de Calderón, eres co-responsable de esta crisis que vivimos, sino es
que hasta cómplice. Me molesta aceptarlo, pero no eres diferente y no
vas a poder cambiar lo mucho que no funciona en este país porque,
cuando pudiste hacerlo, no lo hiciste amiga. No sabes cómo me duele
aceptarlo, pero es mucho más probable que AMLO sí.
Y ya cuando mi esperanza era muy pequeña, prometes
que tienes un amplio grupo de asesores, intelectuales y académicos
apoyando tu plataforma de política pública. De 5 nombres que has
sugerido, 3 se han deslindando inmediatamente de ti y uno más hasta
colabora con Mancera en su candidatura por el DF. Me duele, pero por lo
que demuestras con esto, jamás podrías convocar a un Gabinete de
altura para los impresionantes retos que tiene el país. Nos guste o no,
AMLO sí.
Amiga, te aprecio mucho y valoro que hayas llegado hasta aquí como no tienes idea. Reconozco
tu fuerza y tu insistencia, pero hoy he decidido aceptar lo que muchos
me dijeron desde hace meses: no vas a ganar y votar por ti es como
darle un voto a Quadri, al PRI o a Elba Esther.
Hoy te pido perdón por dejar tu barco cuando más se
hunde. Lo bueno, es que a pesar de las dudas que aún tengo,
comprenderás que por amor a México, el voto útil que voy a ejercer,
habrá valido la pena. Sé que tú harías lo mismo.
Con cariño,
Nina Fernández de la Garza
Empresaria y Filántropa
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