sábado, 4 de diciembre de 2010

Los hermanos Taibo mostraron a cientos de jóvenes cómo se defiende el lenguaje

“Lo que nos da asquito es la intolerancia y la estupidez”, diijeron Benito y Paco Ignacio

Los hermanos Taibo mostraron a cientos de jóvenes cómo se defiende el lenguaje


Benito Taibo y Paco Ignacio Taibo II en el salón Juan Rulfo de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara Foto Arturo Campos Cedillo

Juan Carlos G. Partida
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 4 de diciembre de 2010, p. 8

Guadalajara, Jal., 3 de diciembre. En su papel de Mr. Hyde y Peter Pan, Benito Taibo y Paco Ignacio Taibo II, desde la transmutación con fórmulas alquímicas y el vuelo de la imaginación en el país del nunca jamás, dieron la verdadera receta del “asquito” a más de mil adolescentes de secundarias y preparatorias que llenaron el salón Juan Rulfo de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, en clara referencia a la homofóbica frase espetada por el gobernador panista jalisciense Emilio González Márquez hace unas semanas. “A nosotros lo que nos da asquito es la intolerancia y la estupidez”.

Entre Taibos te veas, pues. Así titularon la encerrona con muchachos tapatíos que salieron como flotando entre la férrea defensa de la literatura, del lenguaje en todas sus tonalidades, que los hermanos hicieron contra la banalidad de las telenovelas, las series gringas o los libros de superación personal.

“Como dijera Tomás Eloy Martínez: ‘O somos lo que leemos o seremos la ausencia que los libros han dejado en nuestras vidas’. Llegas a una edad en la que te das cuenta que no leíste todo lo que te tocaba, el que debe ser el momento más triste en la historia de la humanidad. Hay un poeta mapuche que dice que todos llevamos dentro un trozo de infinito, ese trozo viene acompañado de las letras y de las historias de los libros”, dijo Benito.

Los jóvenes, el público mayoritario, tan atento como si estuviera navegando en Internet, reía ante las consabidas ocurrencias de los hijos de Taibo I, el patriarca que decidió venir a México para formar una familia de “mexicanos hasta el tuétano”, con el logrado propósito de formar seres pensantes, críticos y amantes de la literatura.

“Pero también tenemos otras patrias, como la lengua y los libros y, sin duda, somos ciudadanos de la república de los libros. Y también somos un poco españoles, no mucho, sólo cuando juega el Sporting de Gijón: lo demás nos vale madre”, dijo Taibo II.

El exilio desde Asturias y la llegada al país fue paliado con libros y una educación familiar encauzada y apasionada hacia personajes que dieran sentido, con su ficción, a la realidad.

“Mi papá me contó que cuando tenía cinco años yo le dije que quería ser karateca, saxofonista y escritor”, dijo Taibo II, quien señaló que por fortuna logró ser escritor y ahora puede ser lo que quiera.

La presencia de Taibo I fue tan convocada como los personajes literarios de sus libros favoritos. Benito dijo que era “escritor, monero, gastrónomo, dramaturgo, defensor de las mejores causas, lector y una maravillosa persona”. Una de sus mejores enseñanzas fue el amor por la palabra y que “cuando uno da su palabra, lo está dando todo”. Una educación sentimental, calificaron.

La defensa de la palabra, entonces, fue el tema que remeció el salón. “Hagamos una defensa del idioma, dejen el güey, que su generación ha degradado, y encuentren nuevas muletillas”.

Así, es hora no de cambiar esa palabra por ser mala, pues no hay palabras ni buenas ni malas, pero siempre se debe estar a la busca de nuevas expresiones, hasta nuevos insultos.

“Soy Peter Pan, tengo el derecho a los sueños, a la rebelión, a meterme al mundo del nunca jamás, a alejarme de la trampa de la vida cotidiana y volver a las pasiones”, casi rezó Taibo II.

“Soy Espartaco, porque ahí hay un historia de amor y una historia de revolución social; soy Ana Frank, porque existe una forma de entender que ahí, en la noche más oscura, hay esperanza; soy Peter Pan, porque es el derecho a los sueños, a la rebelión, a no quedarte en tu casa a ver telenovelas y meterte al mundo del nunca jamás.

“Somos –expresaron–, lo que hemos leído; si no fuéramos todo esto, no seríamos nada ni nadie, no estaríamos aquí sentados intentando transmitir la maravilla que significa el libro y la lectura.”

Los Taibo pidieron a los profesores de bachillerato que dejen de vacunar a sus alumnos contra la lectura y que no los carguen de tarea, sino que los dejen leer.

“El libro es tabla de náufrago, paraguas para el sol y la lluvia, capote de torero, ladrillo con el que se construyen casas, mundos y universos, arma contra los ojetes y escudo con los más ojetes”, coincidieron.

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