lunes, 21 de marzo de 2011

De la cumbia Morena a la revolución de las conciencias

De la cumbia Morena a la revolución de las conciencias


El ex candidato presidencual e intelectuales invitados al acto en el Auditorio Nacional Foto Carlos Ramos Mamahua

Jaime Avilés

Periódico La Jornada
Lunes 21 de marzo de 2011, p. 13

Rara vez una organización de izquierda nace tan completa. “Aquí hay proyecto, hay programa, hay táctica, hay estrategia, hay himno, hay líder y hay pueblo”, dijo ayer una estusiasta del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que desafiando mil peligros viajó en autobús desde el norte de Coahuila para conocer los 50 puntos del Nuevo Proyecto Alternativo de Nación y la pegajosa cumbia magonista del veracruzano Byron Barranco, que desde sus primeras notas alborotó al público.

Cinco oradores –Armando Bartra, Víctor Flores Olea, Rogelio Ramírez de la O, Héctor Díaz Polanco y Raquel Sosa– exaltaron, uno, la importancia de la organización de las bases sociales para, dos, desarrollar una nueva política interior y exterior; tres, una nueva economía; cuatro, una revolución de las conciencias y, cinco, la restauración del Estado como espacio de “felicidad y libertad”, a efecto, diría Andrés Manuel López Obrador, de “refundar la República”.

Nada más, pero nada menos. Eran las 10 de la mañana con 10 minutos y las 10 mil butacas del Auditorio Nacional estaban ocupadas por personas que, pasando grandes penurias, vinieron al Distrito Federal de todo el país, mientras en el presídium decenas de intelectuales aguardaban a los lados y detrás de López Obrador, sentados en dos filas, cuando entró al escenario un gordito con uniforme del Reclusorio Oriente, como el del protagonista de Presunto culpable, y comenzó a limpiar el piso con un mechudo.

Fajina con ritmo

Estaba peinado de trencitas, como Ed Norton en la película Karma, y Claudia Sheinbaum, la maestra de ceremonias, intentó correrlo, pero de pronto las torres de sonido estallaron al compás de una música de tambores, sintetizador y acordeón, y el supuesto presidiario que hacía fajina se desabotonó el uniforme para mostrar una camiseta que ostentaba una sola y liberadora palabra: “Morena”, que es también el título de su nuevo hit.

“Raza de bronce de piel morena/ pueblo de México en general/ vamos unidos a la faena/ por la regeneración total//. Para lograrlo se necesita/ nomás tu credencial de elector/ si es que la patria recapacita/ y cuida tu voto libertador/. Que la derecha ya no descuadre/ el resultado de la elección/ para que no nos vengan con fraude/ sólo hace falta organización. ¡Morena!”, cantaba Byron Barranco, bailando micrófono en mano, y la gente coreaba ese rítmico “¡Morena!”, intercalado en el estribillo: “(¡Morena!) El movimiento del pueblo unido para cambiar/ (¡Morena!) la vida pública lograremos regenerar/ (¡Morena!) el pueblo puede salvar al pueblo, tengamos fe/ (¡Morena!) te invito a ser un protagonista, haz tu comité...”

Así, con esta alegría, entre aplausos para el cantautor que ganó por concurso el derecho de grabar el himno del Morena, arrancó la sesión de trabajo. A nombre de los estudiosos del campo, Armando Bartra reveló que si bien México legó al mundo la semilla básica del chocolate, actualmente, en todo el país, pocas hectáreas producen cacao. Y tras subrayar que “sin organización esta lucha no tiene nervio ni músculo ni sangre”, compartió la observación de un agricultor chiapaneco, quien propuso crear el delito de “corrupción”, inexistente en los códigos penales, y el agravante de “impunidad”, que tampoco se contempla en ninguna ley.

A su vez, el economista Ramírez de la O habló de los recursos fiscales que pretende obtener el gobierno que el año próximo podría surgir del Morena. Para que todos los productores sean eficientes, “y no sólo unos cuantos”, dijo, el Estado les venderá energéticos a precios competitivos, creará infraestructura, invertirá en educación y salud y combatirá los monopolios. Impulsará proyectos de desarrollo regional de alto impacto, apoyará la agricultura, la reforestación, la pesca, la ciencia y la tecnología en beneficio de los más desfavorecidos. Eliminará las pensiones de los ex presidentes y los privilegios de la alta burocracia, con lo que “se ahorrarán cientos de miles de millones de pesos”. Por otra parte, sin imponer el IVA a alimentos y medicinas, pero simplificando el pago de impuestos, la Secretaría de Hacienda captará “500 mil millones de pesos” más cada año.

Flores Olea, profesor y diplomático, al esbozar las características de la política exterior del eventual gobierno morenista aseguró que “México dejará de ser el sur del norte para volver a ser el norte del sur”, en claro rechazo al sometimiento de Los Pinos a la Casa Blanca, y en señal de compromiso con los pueblos de América Latina que luchan por un modelo alterno al neoliberal.

Al antropólogo Díaz Polanco le tocó definir el punto de vista que el nuevo proyecto tendrá sobre la cultura, y dijo que cuando se habla de “alcanzar crecimiento económico, democracia, desarrollo y bienestar”, se indica que esto “sólo será posible mediante una revolución de las conciencias, sustentada en la cultura del pueblo mexicano”, lo que implica, precisó, adoptar “medidas profundas en el campo de la educación, la investigación científica y tecnológica” y “la promoción y la gestión cultural”, sin olvidar que “sin ética no hay estética”.

Única oradora de un grupo de 35 intelectuales en el que había seis mujeres más, Raquel Sosa, secretaria del gobierno legítimo, señaló que se debe refundar el Estado nacional como un espacio “para la felicidad y el bienestar” en “cada una de nuestras comunidades” para que “finquemos nuestra confianza en sólidas relaciones basadas en el respeto, el aprecio por los demás (y) la solidaridad verdadera”.

Y entonces, antes del discurso de López Obrador, las pantallas electrónicas de la gran bóveda de Reforma, estrenaron el videoclip de Morena, y entre los versos de Byron Barranco apareció un microbús, de la línea Morena por supuesto, al que a su paso por la Avenida Democracia Verdadera se van trepando hombres y mujeres de todas las clases sociales, hasta que el moderno y limpio transporte topa con una carcacha, pintada de blanco y azul, y recoge a sus pasajeros que de muy mal humor piden un aventón que los saque del hoyo en que se encuentran.

“Morena hija, morena hermana/ morena madre de la nación/ protege la lucha mexicana/ cuida las urnas en la elección//. Que la derecha ya no descuadre/ el resultado de la elección/ para que no nos vengan con fraude/ sólo hace falta organización.//”

Recalentado el buen humor de la mañana dominguera por las imágenes del videoclip, Andrés Manuel tomó la palabra, vestido de negro con corbata roja, para suscitar numerosas ovaciones mientras leía los 50 puntos del Nuevo Proyecto Alternativo de Nación –los aplausos subieron de tono cuando prometió revisar el TLCAN, democratizar los medios de comunicación, acabar con el cacicazgo de Elba Esther Gordillo, correr a Genaro García Luna, cobrar impuestos a las mineras, construir cinco refinerías, prohibir la siembra de transgénicos, fomentar cooperativas como la de Pascual, apoyar a las comunidades indígenas, impedir que los jóvenes sigan cayendo “asesinados por la guerra estúpida de Calderón”, entre otros–, pero no sólo ofreció el remedio, sino también el trapito.

Para “derrotar a la oligarquía por la vía pacífica (y) establecer una verdadera democracia”, informó que Morena va a crear un comité ciudadano alrededor de cada una de las 65 mil casillas para votar que hay en México, “a fin de evitar un nuevo fraude electoral”, y reiteró que si a finales de diciembre hay 4 millones de “protagonistas del cambio” afiliados al movimiento, y en 2012 cada uno de ellos convence a cinco personas más, para julio se podrá “contar con 20 millones de ciudadanos que lleven a cabo la transformación del país sin violencia”.

De todo esto se hablaba ayer por la mañana en el Auditorio Nacional, mientras sin proyecto, ni programa, ni táctica, ni estrategia, ni líder, ni pueblo, en otro lado de la ciudad se deschongaban los que pelean por los despojos del PRD.

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