lunes, 14 de junio de 2010

Cómo evitar el pánico


Cómo evitar el pánico

Cristina Mendoza Weber (DEUTSCHE WELLE)

El comportamiento de masas de seres humanos es a menudo irracional y peligroso. Investigadores buscan evitar con simulaciones matemáticas tumultos y reacciones de pánico.

Los investigadores de temas relacionados con movilidad y transporte estudian desde hace varios años el fenómeno del peatón. Los seres humanos que circulan a pie muestran un comportamiento mucho más complejo que los conductores de automóvil. La aparición espontánea de atascos en autopistas con mucho tráfico se puede explicar ahora muy fácilmente: un sólo conductor distraído que frena bruscamente es suficiente para desatar una reacción en cadena.

Los peatones son, en comparación, mucho más difíciles de modelar. “Tienen más grados de libertad de movimiento", dice Stefan Bornholdt, físico de la Universidad de Bremen. Los seres humanos no caminan por carriles o senderos fijos. Se quedan quietos de repente, cambian espontáneamente de dirección, y tratan de evitar las multitudes.

Teniendo en cuenta esto, el científico Hartmut Schwandt y sus colegas del Instituto de Matemáticas de la TU de Berlín (Universidad Técnica) llevan a cabo experimentos con peatones, para luego simular en computador con modelos matemáticos los diversos comportamientos. 150 “conejillos de indias” divididos en cuatro grupos caminan desde cuatro direcciones diferentes. Exactamente a la mitad del camino es la intersección de las cuatro corrientes. La masa titubea, muchas personan se esquivan, y sólo después de un tiempo, las corrientes vuelven a separarse. El experimento es filmado simultáneamente por siete cámaras de video.

Peatones como moléculas de gas

Cuanto más preciso puedan simular los científicos el comportamiento de los peatones, mejor se podrán construir edificios, estadios, cruceros o estaciones de tren. De esta forma se evitan muchedumbres innecesarias, incluso se puede prevenir el pánico de las masas. Cálculos de modelo demostraron, por ejemplo, que unos sencillos “medios” pueden mejorar el “flujo” de personas en salidas de emergencia. Un pilar es por ejemplo suficiente, ya que divide la masa humana arrolladora. De esta manera, se reduce la presión por la salida, por la que todos buscan abrirse paso a la fuerza.

Hartmut Schwandt y sus colegas modelan una muchedumbre por medio de ecuaciones de la física. Las personas se asemejan entonces a moléculas de gas, las cuales no pueden ser comprimidas a voluntad. "Nosotros miramos a las personas como objetos blandos con un núcleo duro", dice el físico Stefan Bornholdt, de la Universidad de Bremen. De esta forma, también se podrían simular diferencias culturales, es decir, la distancia mínima que la gente tolerara frente a extraños. En Japón, por ejemplo, esta distancia es mayor que en Europa Occidental.

Los peatones no se comportan todos igual

Pero no siempre las moléculas de estudio son iguales entre sí, como demostró el experimento en Berlín. En un espacio mayor, el peatón puede decidir también evadir la multitud hacia la derecha o hacia la izquierda, quedarse parado o volver. Este comportamiento individual no tiene nada que ver con sucesos en callejones. En este punto son necesarios otros modelos.

"El comportamiento de una sola persona puede ser descrito por probabilidades", explica Kai Nagel, investigador de transporte de la TU de Berlín. "Con 30 % de probabilidad el peatón gira a la derecha, con un 40 %, a la izquierda, y el resto sigue derecho". Con un celular automático, una aparato que se utiliza para modelar espacios dinámicos, los científicos pueden simular este tipo de comportamiento. Una zona peatonal se convierte entonces en una superficie finamente cuadriculada, en la que cada persona se mueve de una casilla a otra. Por retícula sólo se permite un individuo.

"Estamos buscando un modelo híbrido de ambos enfoques", dice el investigador de la Universidad Tecnológica de Berlín, Hartmut Schwandt. Los experimentos llevados a cabo por su grupo de científicos ayudarán a encontrar modelos mezclados. La combinación de las corrientes físicas, así como de los factores psicológicos y sociológicos establece una simulación difícil, pero al mismo tiempo emocionante.

De caos al orden espontáneo

Los científicos entienden muy bien el fenómeno de las personas en situaciones particulares. "En los últimos años ha quedado claro que los peatones no sólo caminan de forma caótica, sino que espontáneamente surge un orden de ese caos”, dice Dirk Helbing de la Universidad Técnica de Zurich.

Las interacciones de los peatones llevan a fenómenos de autoorganización. "Por ejemplo, de flujos opuestos de peatones se forman carriles de movimiento uniforme", dice el experto suizo. En espacios estrechos, en los que se topan dos corrientes, puede suceder que la masa camine alternativamente en una y luego hacia la otra dirección. Eso se vería como si hubiera un semáforo oculto, dice Helbing.

Casos extremos

El caso extremo de la investigación sobre peatones es, sin embargo, una multitud muy densa de decenas de miles de personas, como ocurre en estadios de fútbol, pero también con los peregrinos en La Meca. "Si todo el mundo se encuentra apretujado entre sí, puede ocurrir el fenómeno del ‘Crowd Turbulence’ (turbulencia de multitud), un casi incontrolable movimiento en forma de temblor de idas y venidas”, dice Helbing. Es una tragedia en la que podría haber muchos muertos.

En los lugares de peregrinación en Arabia Saudita, la policía utiliza ahora el conocimiento de los investigadores de movilidad, entre otros de Alemania y Suecia. Las multitudes son vigiladas por medio de cámaras. Una vez que el software detecta el inicio de una turbulencia peligrosa, enciende la alarma, y así pueden intervenir las fuerzas de seguridad.

Editor: Pablo Kummetz
Fuente: Argenpress

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