sábado, 8 de mayo de 2010

Tragedia ecológica en el 'Chernobil' del petróleo



EEUU ha otorgado 6.627 concesiones para la explotación de crudo en el Golfo de México


MARTA DEL AMO


El petróleo es uno de los recursos naturales más codiciados del mundo. Este oro negro sustenta gran parte de la economía de los países que lo producen, e influye significativamente en la de aquellos que no lo poseen y han de obtenerlo mediante importaciones. Estados Unidos es, en este sentido, una de las naciones más afortunadas, ya que cinco de sus Estados tienen costa en el Golfo de México, conocido por ser una de las fuentes de petróleo más abundantes del planeta.

Rodeado por México, EEUU y Cuba, este golfo representa la undécima masa de agua más extensa de la Tierra, en la que su rica fauna marítima se mezcla con aproximadamente 4.000 pozos petrolíferos, según el Servicio de Administración Mineral (MMS, del inglés) de EEUU. El Golfo de México ocupa 1.550.000 kilómetros cuadrados, de los cuales casi 650.000 kilómetros cuadrados (aproximadamente el 42% del total) pertenecen a Estados Unidos. En estas aguas, EEUU ha destinado unos 144.000 kilómetros cuadrados (casi el 23% de su extensión) a arrendamientos de explotación de petróleo y gas, según datos del MMS.

El 23% de las aguas de EEUU en el Golfo lo ocupan áreas de extracción de crudo

Este campo de minas de crudo provee a EEUU del 33% de su producción anual de petróleo que, sólo durante el pasado enero, generó unos 40 millones de barriles, gracias a las 6.627 concesiones de explotación petrolífera que Estados Unidos tiene en el Golfo de México. "La razón que motiva este enorme despliegue es, básicamente, que el petróleo está allí", afirma el profesor de Costas y Medio Ambiente de la Universidad del Estado de Luisiana (EEUU), Christopher D'Elia.

Mucho antes de que Cristobal Colón descubriera América, e incluso antes de que el ser humano comprendiera el concepto de energía, este recurso ya reposaba bajo la plataforma marina, esperando a ser descubierto. Uno de los factores más determinantes en la formación del petróleo es el tiempo. Este hidrocarburo requiere millones de años para pasar de lo que un día fue materia orgánica en descomposición hasta convertirse en uno de los recursos naturales más importantes. Pero al crudo no sólo le hace falta tiempo, sino unas condiciones ambientales determinadas, como las que convergen en el Golfo de México.

"Las aguas poco profundas y el clima cálido son dos factores fundamentales", explica el profesor de Ecología de la Universidad Autónoma de Madrid, Manuel Ruiz, "por eso hay tanto petróleo allí", añade. Además, para que el petróleo se forme, es necesario un aporte constante de sedimentos, "lo que se consigue gracias a la confluencia de ríos que vierten al Golfo", añade Ruiz. Así, durante millones de años, los ríos descargaron materia orgánica al mar, que fue siendo enterrada poco a poco hasta quedarse sin aire y comenzar el proceso de formación de lo que hoy se conoce como petróleo.

La zona es muy susceptible a sufrir huracanes y terremotos


Históricamente, la explotación petrolífera comenzó sobre la tierra, un medio más fácil de controlar y más barato de explotar. "Es más dificil llevar a un hombre a las profundidades del mar que a la superficie de la Luna", advierte Ruiz. No obstante, a medida que escasean las fuentes terrestres y aumenta el precio del crudo, lanzarse a la explotación submarina se vuelve más asequible. Ya en 2008, más del 40% de los pozos petrolíferos de EEUU en el Golfo de México se encontraban a más de 1.500 metros bajo el nivel del mar. El Estado de Luisiana construyó la primera explotación submarina bajo el Golfo de México en 1936.

Otro aspecto fundamental que ha propiciado el enorme despliegue de este tipo de explotaciones ha sido el desarrollo de la tecnología. "No es nada fácil operar a más de 1.500 metros bajo el nivel del mar", explica Ruiz, por lo que el aumento en las profundidades de explotación debe ir de la mano con el avance tecnológico. No obstante, este desarrollo también debería ir en paralelo al incremento de tecnologías de control y solución de los posibles accidentes.

Sellado de la fuga

Más de 200.000 litros de petróleo se vierten cada día al mar desde que la plataforma del Deepwater Horizon de BP explotara en el Golfo, el pasado 20 de abril. Los responsables de la compañía ahora intentan sellar las tres fugas del pozo submarino de crudo. No obstante, el mensaje de sus portavoces siempre va acompañado de una advertencia: "No sabemos si tendrá éxito, nunca antes se ha utilizado esta técnica", advierten. Según Ruiz, el caso del vertido de BP "es al petróleo lo que Chernóbil fue a la energía nuclear", ya que se conoce la tecnología de explotación pero no la de control. "Es necesario que se desarrollen medidas más firmes de prevención ante los vertidos para evitar este tipo de accidentes", denuncia el científico de la división de Asuntos Marinos y Política de la Universidad de Miami (EEUU) Daniel Solís. Pero "también es necesario que aumenten las sanciones a las compañías en casos como este", añade.

"Es necesario que aumenten las sanciones", dice un experto

Los accidentes no son la única lacra que acompaña a las explotaciones del Golfo de México, puesto que esta zona está sujeta a fuertes riesgos de huracanes y terremotos. El 30 de agosto de 2005, un día después de que el huracán Katrina azotara la costa de Luisiana, el precio del petróleo en EEUU pasó de los 25,73 dólares el barril a 26,83 dólares, lo que supone un aumento del 4,29%. Y lo mismo sucedió en Europa, donde el precio del barril del petróleo pasó de los 64,87 dólares a los 67, 57 dólares, lo que significa un incremento del 4,16%.

Aumentar la explotación

Ni los huracanes ni los numerosos vertidos de crudo que han tenido lugar en la historia del Golfo de México parecen frenar a EEUU en esta carrera por el petróleo. El Departamento de Interior propuso recientemente el aumento del área de explotación. La zona se sitúa en la franja este del Golfo de México, la que actualmente soporta menos concesiones petrolíferas, frente a la franja del centro y la del oeste. Según los cálculos del Gobierno, el establecimiento de explotaciones en esta franja aumentaría la producción de crudo en unos 100 millones de barriles.

La zona que el Gobierno planea abrir lleva cerrada desde que en 1982 el Congreso estableció una moratoria de explotación sobre ella, a consecuencia de accidentes como el del Ixtoc 1 en 1979, que derramó 500 millones de litros de crudo sobre el Golfo de México donde, entre sus estuarios, manglares y costas, habitan unas 3.600 especies animales.

"El petróleo es un recurso peligroso pero muy rentable, si se siguen las medidas de precaución y control necesarias, su explotación será muy beneficiosa", asegura Solís. No obstante, "esta industria presenta unos riesgos asociados que se pueden reducir, pero no eliminar, y a medida que se exploten áreas más remotas, las posibilidades de que sucedan desastres como este también aumentarán", concluye la bióloga marina de WWF en Australia, Gilly Llewellyn.


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