Fue levantado el estudiante Adrián Fuentes Luján
Fernando Camacho Servín
Periódico La Jornada
Sábado 20 de noviembre de 2010, p. 10
En Ciudad Juárez, la militarización de la vida cotidiana causa miedo, pero también comienza a generar una reacción ciudadana de repudio y organización independiente, que tiene en los jóvenes uno de sus principales frentes de activismo.
Así lo afirmó Adrián Fuentes Luján, estudiante de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, quien fue levantado por agentes de la Policía Federal (PF) el pasado 11 de noviembre, luego de que descubrieran en su celular fotos de las movilizaciones en repudio a la acción de los militares en las calles de esa urbe chihuahuense.
Este sábado, anunció, se realizará una serie de protestas simultáneas en Ciudad Juárez, Distrito Federal, Guadalajara, Monterrey, Los Ángeles, El Paso y Guanajuato, nombrada Por una vida sin miedo, una revolución sin armas.
En entrevista, Fuentes narró cómo fue el secuestro de dos horas, durante las cuales los agentes de seguridad lo torturaron sicológica y físicamente.
Al circular por una avenida de la ciudad –recordó el joven de 25 años– una camioneta de la policía le marcó el alto, los efectivos le ordenaron bajarse de su vehículo y entregar su celular, en el que descubrieron fotos de la manifestación del pasado 29 de octubre, donde fue herido de bala el estudiante Darío Álvarez Orrantía.
Eso y otras imágenes de la marcha, en las que aparecen pancartas contra la presencia de la PF, “es lo que detonó el levantón. Dicen que nosotros los ponemos en riesgo en su labor, me llevan a punta de golpes y me suben a la cabina de la troca”, describió.
Luego de trasladarlo a un estacionamiento de terracería, le toman fotos con una pistola en la mano, asegurándose de que sus huellas digitales quedaran impresas en el arma, lo presionaron para obtener información de su familia y lo amenazaron con cortarle el meñique de la mano derecha.
“Usaban el amedrentamiento sicológico para que me quebrara. Sentía mucho miedo, pero no tanto de que me mataran, sino de que me desaparecieran sin informar nada”, relató.
Luego de padecer otra tanda de golpes y amenazas, Fuentes es liberado, no sin antes tomarle más fotos y advertirle que no debe denunciar nada, porque pueden ir a “rafaguear” a su familia.
Lo ocurrido “demuestra las prácticas cotidianas de ellos. Sí me siento con temor, pero lo que más me mueve es el enojo contra la política fascista de militarización. Es necesario denunciar para que desde la ciudadanía intentemos salir del estado de excepción”.
A raíz de lo que pasó con Darío Álvarez, “se prendió una chispa en un gran sector de la población estudiantil. Vivimos en una guerra que nadie quiere y en la que estamos sumergidos cotidianamente. Creemos que hay un auténtico juvenicidio”, lamentó.
El siguiente paso en Juárez, dijo, es seguir trabajando en programas de intervención comunitaria como los que realizan algunos grupos de estudiantes, quienes han montado proyectos de educación sexual y reproductiva en colonias marginadas, y bibliotecas comunitarias como la que los escritores Elena Poniatowska y Paco Ignacio Taibo II ayudaron a crear hace una semana.
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