América Latina y la carrera armamentista: "La paz armada en América"
08 de junio del 2010 por: El Editorialista / Grupo Genaración
Este es el articulo editorial del diario La Primera (8 de junio de 2010). César Levano pone enfasis en el gasto militar de nustros vecinos Colombia y Chile y el papel que juegan los Estados Unidos en esta carrera armamentista...
Por César Levano
En la reunión de la Organización de Estados Americanos (OEA) han sonado conmovedoras palabras de paz. El más sentimental pacifista ha sido Jaime Bermúdez, canciller de Colombia.
Lástima no más que Colombia sea el país latinoamericano que más gasta en armas: 5.5 mil millones de dólares al año. Chile le pisa el talón (de hierro), con casi cinco mil millones. Eso aparece en un estudio del Instituto Internacional para la Paz (SIPRI) de Suecia y la Facultad latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), con sede en Chile.
Chile, con apenas 17 millones de habitantes, gasta en armas casi tanto como Colombia, que tiene 41 millones de pobladores.
Chile encabeza en nuestra América el gasto militar por habitante (290 dólares), superando a Colombia (115 dólares).
Chile gasta en armas más que México, que en ese rubro emplea 4,762 millones de dólares. México tiene 108 millones de habitantes, seis veces y pico más que Chile.
Los países de América del Sur (el Consejo Sudamericano de Defensa de la Unasur) pidieron a Bogotá que proporcione detalles sobre el incremento de sus gastos militares. El gobierno Colombiano se ha negado a cumplir esa obligación y le echa la culpa al “secretismo” de Washington.
Sin duda que el presupuesto militar Colombiano omite la ayuda –el intervencionismo– de Estados Unidos, que tiene a su disposición siete bases aéreas en Colombia, y que sin duda paga por eso. No hay que omitir que Bogotá recibe 500 millones de dólares al año para el Plan Colombia, que incluye presencia de militares estadounidenses so pretexto de combatir el narcotráfico.
Hay que destacar, por otra parte, que el gasto militar de Venezuela fue de 4,186 millones de dólares en 2009, lo cual significa una disminución de 25% respecto del año anterior.
El continente sabe que Washington no pierde ocasión para denunciar el “armamentismo” de Venezuela, al mismo tiempo que calla sobre el Arsenal creciente de Colombia y Chile. No es sorprendente, puesto que Washington es el gran abastecedor de armas para esos países.
Hablar de paz delante de la señora Clinton resulta, por otra parte, irónico. Estados Unidos es el país del planeta que más gasta en armas y soldados. En octubre de 2009, el Senado estadounidense aprobó un presupuesto militar de 626 mil millones de dólares (casi la mitad de su presupuesto total). Eso no incluye los 400 mil millones de dólares que Washington emplea en muertos y en directo en Irak y Afganistán.
El investigador panameño Marco Gandásegui precisa que el gasto de guerra es para Estados Unidos un imperativo. “Sin guerra no hay recuperación económica”, subraya.
Para los ideólogos de Washington las guerras, el armamentismo y la destrucción masiva son muy saludables para un “paciente enfermo como el capitalismo norteamericano”. El mal es contagioso.
08 de junio del 2010 por: El Editorialista / Grupo Genaración
Este es el articulo editorial del diario La Primera (8 de junio de 2010). César Levano pone enfasis en el gasto militar de nustros vecinos Colombia y Chile y el papel que juegan los Estados Unidos en esta carrera armamentista...
Por César Levano
En la reunión de la Organización de Estados Americanos (OEA) han sonado conmovedoras palabras de paz. El más sentimental pacifista ha sido Jaime Bermúdez, canciller de Colombia.
Lástima no más que Colombia sea el país latinoamericano que más gasta en armas: 5.5 mil millones de dólares al año. Chile le pisa el talón (de hierro), con casi cinco mil millones. Eso aparece en un estudio del Instituto Internacional para la Paz (SIPRI) de Suecia y la Facultad latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), con sede en Chile.
Chile, con apenas 17 millones de habitantes, gasta en armas casi tanto como Colombia, que tiene 41 millones de pobladores.
Chile encabeza en nuestra América el gasto militar por habitante (290 dólares), superando a Colombia (115 dólares).
Chile gasta en armas más que México, que en ese rubro emplea 4,762 millones de dólares. México tiene 108 millones de habitantes, seis veces y pico más que Chile.
Los países de América del Sur (el Consejo Sudamericano de Defensa de la Unasur) pidieron a Bogotá que proporcione detalles sobre el incremento de sus gastos militares. El gobierno Colombiano se ha negado a cumplir esa obligación y le echa la culpa al “secretismo” de Washington.
Sin duda que el presupuesto militar Colombiano omite la ayuda –el intervencionismo– de Estados Unidos, que tiene a su disposición siete bases aéreas en Colombia, y que sin duda paga por eso. No hay que omitir que Bogotá recibe 500 millones de dólares al año para el Plan Colombia, que incluye presencia de militares estadounidenses so pretexto de combatir el narcotráfico.
Hay que destacar, por otra parte, que el gasto militar de Venezuela fue de 4,186 millones de dólares en 2009, lo cual significa una disminución de 25% respecto del año anterior.
El continente sabe que Washington no pierde ocasión para denunciar el “armamentismo” de Venezuela, al mismo tiempo que calla sobre el Arsenal creciente de Colombia y Chile. No es sorprendente, puesto que Washington es el gran abastecedor de armas para esos países.
Hablar de paz delante de la señora Clinton resulta, por otra parte, irónico. Estados Unidos es el país del planeta que más gasta en armas y soldados. En octubre de 2009, el Senado estadounidense aprobó un presupuesto militar de 626 mil millones de dólares (casi la mitad de su presupuesto total). Eso no incluye los 400 mil millones de dólares que Washington emplea en muertos y en directo en Irak y Afganistán.
El investigador panameño Marco Gandásegui precisa que el gasto de guerra es para Estados Unidos un imperativo. “Sin guerra no hay recuperación económica”, subraya.
Para los ideólogos de Washington las guerras, el armamentismo y la destrucción masiva son muy saludables para un “paciente enfermo como el capitalismo norteamericano”. El mal es contagioso.
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